Pasaje clave: Deuteronomio 19 y 20.

¿Qué hay para nosotros en estos nuevos capítulos?

Asesinos.

En el capítulo 19 te encontrarás con crímenes, muertes y testigos.
Y con asesinos que deben ser juzgados.
Pero vamos por parte.
¿Qué homicida podía permanecer con vida? (19:4-5).
¿En qué sitios estaría a salvo? (19:1-3, 7 al 10).
¿De quién sería librado? (19:6).
¿Pero qué castigos aplicarían a los asesinos intencionales? (19:11-13).

Dios Juzga Según la Intención.

Ambas personas asesinaron a su hermano. Ambos son culpables de la muerte de una persona, pero uno no tuvo intención de matarlo, no tenía ninguna enemistad ni maldad en su corazón hacia la persona que murió, fue un accidente.
El otro, en cambio tenía intenciones distintas, odiaba a su prójimo y deseaba su muerte. Era un asesino. El primero podía continuar con su vida instalándose en alguna de las tres ciudades de refugio. Al segundo, en cambio, había que matarlo.
El mismo pecado.
Distintas intenciones.
Diferentes consecuencias.

Cuando alguien acusaba a otro, ¿qué testimonios se tomaban en cuenta? (19:15).
¿Cómo actuaban con los testigos falsos? (19:16 al 21).

¡Nosotros estamos en la gracia! Ya no es más ojo por ojo ni diente por diente. “Si me pega le pego”, “si me escupe lo escupo” ¡No! Desde que vino Jesús, vivimos de otra manera y las actitudes de venganza, revancha o pagar con la misma moneda fueron reemplazadas por las actitudes del perdón, el amor o la disciplina que corrige. No buscamos aplastar, hundir o matar a las personas, sean o no nuestros hermanos en la fe; por el contrario, buscamos bendecirlos, edificarlos o simplemente “soportarlos”.

¡¡Guerra!!

En el capitulo 20 Dios les da indicaciones muy claras con respecto a la guerra.
Les dice lo que tenían y lo que no tenían que hacer. Quiénes podían ir y quiénes debían quedarse. Y hasta les da estrategias de guerra para obtener la victoria. Estrategias que siempre incluían dos factores básicos:
 1º. No tener miedo.
 2º. Creer y depender del poder de Dios.
Les enseña cómo sitiar a las ciudades enemigas y qué hacer con los hombres de guerra, con sus mujeres y niños. Y también les presenta una detallada lista de todas las ciudades que deberían destruir completamente. Arrasarlas. Borrarlas de la faz de la tierra.

Tú y Yo Estamos en Guerra.

No es una guerra de naciones. No es una guerra contra las personas. No es una guerra racial. No es una guerra de pandillas ni de barras bravas. No es una guerra contra tus padres o hermanos. Ni contra tus amigos, ni contra otros cristianos. No es una guerra contra tus profesores del colegio. Nuestra guerra, es una guerra de reinos. El reino de Dios contra el reino de Satanás.
Abre tus ojos. Nuestra guerra es contra el pecado, contra las malas influencias de este mundo, contra los demonios. Contra todo lo que tenga que ver con el ocultismo y la idolatría. Es una guerra contra las mentiras y las ideologías que atan tu mente y esclavizan tu vida.
Muchas veces Satanás utiliza a las personas (sean o no cristianas) en nuestra contra, para agredirnos, provocarnos, tentarnos o molestarnos. Pero entiende contra quién estás peleando. Tu guerra es contra el maligno. Satanás te odia y cada día busca tu destrucción. No pierdas el tiempo enojándote con las personas o buscando venganzas. Reconoce a tu verdadero enemigo. Ora contra Satanás en el nombre de Jesús. Reprende en el nombre de Jesús a sus sucios demonios. Rechaza en el poder del nombre de Jesús todo pensamiento mentiroso, fatalista, de muerte, de fracaso y de enfermedad que quiera controlar tu vida.
¡Gana esta guerra! El Todopoderoso está contigo.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Números-Deuteronomio»

Por Edgardo Tosoni

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