¿Es Posible Romper las Ataduras? Sí.

A. En primer lugar, necesitas ser sincero. Aunque duela. Tienes que identificar, a través de los ejercicios que hiciste (en los post anteriores CLICK aquí), cuáles son los puntos de origen de tus conflictos. Eso es lo que Dios tiene que sanar. Identificar tu problema es el primer gran paso que te permitirá renunciar al poder que estos mitos, presiones y ataduras ejercen sobre ti. ‘Darse cuenta’ es el arma más poderosa para poder cambiar.

B. En segundo lugar, te invito a renunciar, mediante una oración: “Señor, yo renuncio a………………. porque he descubierto que esto me ata y limita mi vida afectiva. Yo rechazo todo poder que este mito, esta presión o esta atadura han tenido sobre mi. Hoy quiebro su poder sobre mi vida, y elijo caminar en la verdad de tu Palabra”.

C. En tercer lugar, debes reemplazar esa conducta a la que has renunciado en el nivel espiritual por una conducta sana. Según lo que hayas identificado, anota la conducta contraria, que será la conducta nueva que incorporarás a partir de hoy. Sé realista. Fíjate metas intermedias, alcanzables, para alcanzar gradualmente tu propósito más elevado.

D. En cuarto lugar, busca a alguien en quien puedes confiar y comparte tus descubrimientos. Esa persona te ayudará a definir tus nuevas metas y a mantenerte firme cuando te desanimes.

Tu vida es un regalo que Dios te dio, y eres respon­sable de tus actos y de tus sentimientos. Puedes modificarlos y abrir la puerta a una vida plena. Cuando Dios creó al ser humano no le habló a la tierra, no le habló al agua ni a los gases. Dios se habló a sí mismo, y dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen. Esto significa que nuestra fuente de vida es Dios. Nacimos de él. Cuando muramos, nuestra carne, que nació de la tierra, volverá a la tierra; y nuestro espíritu, que nació de Dios, volverá a él. Separados de Dios no tenemos verdadera vida. Sólo en él, nuestra fuente, tenemos vida y paz. Si no has entregado tu vida a Dios, sería importante que lo hicieras ahora.

Te sugiero repetir esta oración conmigo: “Señor Jesús, quiero reconocerte como el Señor y Salvador de mi vida. Reconozco que eres mi fuente de vida. Te pido perdón por haber intentado manejar mi vida sin tenerte en cuenta. Hoy hago un pacto contigo para siempre, y prometo obedecerte y seguirte en todas las cosas. Amén”.

 

Caminar sin Pareja.

¿Deseas tener a alguien que te ame en forma especial, o en realidad le tienes temor a la soltería? ¿Crees que el matrimonio elimina la soledad?

¡Jesús no tuvo pareja! Una persona es soltera desde su nacimiento hasta el día en que se casa, es decir que no hay una edad cuando se empieza a ser “solterona o solterón”. Es una cuestión de actitud, no de edad. El no tener pareja es una circunstancia como cualquier otra en la vida. Tiene ventajas y desventajas; satis­facciones y necesidades; tristezas y alegrías; tensiones y logros.

La Biblia no enseña que el matrimonio sea el camino para obtener la felicidad, y tampoco dice que la felicidad se encuentra en la soltería. La Palabra de Dios declara que el estado civil de las personas no ofrece felicidad a menos que sea el resultado de la obediencia a la voluntad perfecta y agradable de Dios. No olvides el propósito original para el cual fuimos creados por Dios: todos los llamados de mi nombre… para gloria mía los he creado, los formé y los hice’ (Isaías 43.7). Estés o no en pareja en este momento, lo más importante y hermoso es que tu vida responda al propósito de Dios para ti.

Extracto del libro “Solos y Solas”

Por Bernardo Stamateas

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