Hay presiones de todo tipo que pesan sobre los solteros y les ponen obstáculos. Aquí nombraré algunas de las muchas presiones que tal vez estás recibiendo; identifícalas y recházalas hasta donde te sea posible.

Hablamos de una presión cuando un estímulo, sea de adentro o de afuera, ejerce influencia sobre nosotros y provoca una reacción de ansiedad, de tristeza o de angustia. Muchas personas tienen la presión de que deben casarse porque así resolverán casi todos los problemas de su vida. Creen de verdad que al casarse resolverán todos sus males. Algunos hasta logran casarse, pero al pasar el tiempo se dan cuenta de que era mejor estar solo que mal acompañado’.

Las personas que no se han casado después de cierta edad reciben mucha presión social. Esta presión es mayor sobre las mujeres: si las solteras se organizan para tener sus propias actividades, se las mira con sospecha, lástima o menosprecio, refiriéndose a ellas como “pobres solteronas”.

1. Presiones de la Familia.

La familia puede presionar enormemente a una persona que no tiene pareja. “¿Cuándo te vas a casar? Ya estás en edad”. “Todas tus amigas se casaron”. “Es peligroso tener hijos a más edad…”. Hemos visto chicas de 20 años que ya se sienten viejas solteronas porque sus padres las presionaban diciendo que ya era hora de tener una pareja y darles un nieto. Algunos padres consideran una carga tener una hija solterona en la familia. Presionan por todos los medios, pensando sólo en sí mismos y no en el daño que pueden ocasio­narle a la hija al empujarla a casarse sin tomar en cuenta si esa es la voluntad de Dios para ella.

2. Presiones de Amigos y de Hermanos.

También los amigos que se van casando pueden ser una fuente de presión. Ven a la persona que no tiene pareja como alguien a quien hay que ayudar, como alguien que está enfermo o tiene un problema y necesita ayuda de los demás para conseguir pareja. Entre consejos, bromas y presentaciones de candi­datos es fácil pasar de la ayuda positiva a la presión negativa.

En nuestra sociedad se considera que estar casado es un signo indudable de madurez, de adultez y de felicidad. Esto se descubre en las expresiones con las que se acosa a los jovencitos. “¿Y, para cuándo?”. Cuando se ponen de novios, empieza la insistencia: “Y, ¿para cuándo?”, ahora pensando en el matrimonio. Pero se casan y siguen las presiones: “Y, ¿para cuándo el primer hijo?”. Llega el primero, “y para cuándo el segundo”. Así la vida se vuelve un “y para cuándo…”.

3. ¿Piensas que debes casarte por alguna de las siguientes razones?

A. Estas presiones pueden venir de tus padres, de tus hermanos y amigos ¡o de ti mismo!

  • Demostrar que soy un varón y no un homosexual.
  • Demostrar que soy mujer.
  • Tener hijos y mostrar mi feminidad.
  • Ser feliz.
  • Mostrar que no soy un solterón/ una solterona.
  • Mostrar que soy normal.
  • Salir de la soledad.
  • Porque ya tienes edad suficiente.
  • Otras.

B. ¿Recibes alguno de estos mensajes o mandatos?

  • Debes casarte, no es bueno ser soltero/soltera.
  • Debes tener un hijo (darnos nietos).
  • No debieras perder más tiempo.
  • Debes “enganchar” a alguien, al que aparezca.
  • Debes aceptar un buen candidato, aunque no estés enamorada.
  • Otros.

C. Reconozco que recibo presiones de:

  • Mis padres.
  • Mis hijos.
  • Mis amigos.
  • Otros.

D. Las recibo en forma:

  • Directa (verbal).
  • Indirecta (por miradas o comentarios “silenciosos”).

Es importante que rechaces las presiones. Lo que realmente te hará feliz es descubrir la voluntad de Dios para tu vida, y cumplirla. ¡Recuerda: Jesús no tuvo pareja! Recuerda y declara, cada vez que lo necesites: “No debo demostrarle nada a nadie, ni siquiera a mí mismo. Vivo aquí y ahora, disfruto de esta etapa de mi vida con el poder y con el amor de Dios”.

Extracto del libro “Solos y Solas”

Por Bernardo Stamateas

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