CARPETA DEL RETIRO

Podemos mantener a los jóvenes en suspenso durante todo el retiro si vamos revelando el cronograma del fin de semana un ítem por vez. Repartamos carpetas al comienzo del retiro, a las que se les agregarán instrucciones, horarios y cualquier otra información, página por página, a lo largo del fin de semana. Los chicos pueden decorar los materiales del modo que más les guste. Si utilizamos carpetas con ganchos para las hojas, los chicos podrán quedárselas de recuerdo. (David Johnson).

AQUÍ COLOCO MI EBENEZER

Leemos en la Biblia que Dios ordenó a Israel colocar una piedra para conmemorar su victoria sobre los filisteos, y lla­marla Ebenezer: «piedra de ayuda» (1 Samuel 7:12). En otras ocasiones, por ejemplo, cuando cruzaron el Río Jordán (Josué 4:1-9), Israel también construyó un altar de piedra con el propósito de recordar la ayuda del Señor.

Aunque los adolescentes regresen de un campamento o retiro con espíritus optimistas, especialmente si han tenido un encuentro decisivo con Dios durante ese tiempo, necesitarán un recordatorio que les sirva durante el año para no olvidar lo ocurrido. Así que, con un poco de planificación, ellos pueden construir su propio monumento conmemorativo que les recuerde la verdad y el poder de lo sucedido durante el cam­pamento. El último día, solicitemos a aquellos que hayan experi­mentado una liberación espiritual significativa de cualquier tipo que lleven consigo al autobús una roca de tamaño impor­tante (alguna que requiera ser levantada con ambas manos, pero que no les lastime la espalda). Cuando lleguemos de regreso a la iglesia, escojamos un sitio visible pero que no esté en medio del paso (tal vez una esquina del jardín o del salón de reuniones) y apilemos esas rocas para formar un monu­mento conmemorativo.

Probablemente todos estarán demasiado cansados el mismo día en que regresen del campamento. Por eso, aguardemos hasta el siguiente domingo por la tarde, o hasta la reunión de mitad de semana, para tener un culto todos juntos. Reunidos alrededor del monumento conmemorativo, pidamos a los jóvenes que den su testimonio de lo que Dios hizo en ellos durante el campamento. Luego pidamos que lean el pasaje de Josué 4 y expliquemos lo que simboliza un monumento con­memorativo: un memorial (un recordatorio de cosas pasadas, de momentos en los que Dios obró), un letrero o señal (un indicador de que hay cosas buenas ocurriendo actualmente, de que Dios continúa lo que comenzó en el campamento), y un contrato (una promesa de cosas que vendrán, un pacto de que Dios nunca los abandonará, sino que continuará hasta el fin la obra que comenzó en ellos).

Cerremos el culto con la comunión, que es, de hecho, otro tipo de conmemoración. Hagamos referencia al monumento conmemorativo durante todo el año, para recordarles a los jóvenes lo que Dios hizo, está haciendo y hará en ellos. (Jon Davidson).

MUY UNIDOS

Los adolescentes aprenderán la definición de trabajo en equi­po muy rápidamente con este ejercicio que los motiva a estar unidos. Coloquemos a los chicos en parejas y atemos la mano derecha de uno con la mano izquierda del otro usando trozos de 60 centímetros de cuerda suave o de tela. Hagamos un nudo en cada extremo, pero con cuidado de que no se afloje ni restrinja la circulación. Mientras los chicos juegan, comen, asisten a reuniones y realizan sus rutinas diarias, ayudémos­les a pensar en esta experiencia como una parábola acerca de vivir la propia vida teniendo en cuenta a los demás. Antes de atar a los chicos, expliquemos todas las precau­ciones de seguridad que tienen que tomar: deberán moverse más lento que de costumbre, avisar con anticipación acerca de sus cambios de dirección al caminar, no tirar de la cuerda, estar siempre atentos al compañero. Fijemos reglas acerca de los momentos para ir al baño y de privacidad. Cuando se reúna el grupo, enfaticemos una y otra vez las cuestiones de Seguridad. (Pat McGlone).

NATURALEZA HUMANA

En algún momento durante el próximo campamento o retiro de fin de semana, enviemos a los adolescentes a dar un paseo para observar la naturaleza. Podemos indicarles que deben prestar atención y encontrar una hoja que sirva para descri­birse a sí mismos frente a los demás. Cuando los adolescen­tes regresen, juntemos a todos y que cada uno explique por qué escogió esa hoja en particular. Leamos algunos versículos bíblicos que hablen acerca de las hojas, por ejemplo, Proverbios 11:28 y Salmo 1:1-3. Esta sencilla actividad puede abarcar una multitud de temas, incluyendo la obediencia, la autoimagen y las simili­tudes y diferencias dentro de una familia. (Laura Weller).

¡ASÍ ES MI VIDA!

Este ejercicio acerca de la autoestima y las relaciones se divi­de en tres pasos y es ideal para retiros en los que no haya demasiadas personas y todos se conozcan al menos un poco. La primera parte consiste en completar «tarjetas de vida». Solicitemos a cada joven que escriba la siguiente información en tarjetas de distintos colores:

  • Celeste: Mis anhelos y sueños para el futuro.
  • Amarillo: Algo por lo cual estoy agradecido.
  • Verde: De qué modo mi presencia ha establecido una diferencia en el mundo.

En la segunda parte, cada joven deberá escoger los tres rasgos de carácter que mejor lo describan, según su opinión. Pueden elegirlos de la lista que se presenta a continuación, o agregar otros que se les ocurran:

  • Tengo sentido del humor.
  • Soy creativo.
  • Soy humilde.
  • Soy rápido para perdonar.
  • Soy alegre.
  • Me gusta ayudar.
  • Sé guardar secretos.
  • Soy compasivo.
  • Sé escuchar.
  • Soy confiable.
  • Soy leal.
  • Soy comprensivo.
  • Me importan los demás.
  • Soy optimista.

Cada uno debe escribir los tres rasgos que mejor lo repre­senten en una tarjeta anaranjada. Luego todos colocarán en un sobre sus cuatro tarjetas, los sobres se mezclarán y se repartirán nuevamente entre los acampantes. En el tercer paso, cada uno deberá abrir el sobre que le tocó, leer las cua­tro tarjetas y descubrir de quién se trata. Para finalizar, pue­den orar unos por otros, agradeciendo por las cosas buenas, pidiendo la ayuda de Dios para cambiar sus defectos, y poniendo en las manos del Señor sus sueños y anhelos. (Bruce Clanton).

Extracto del libro Campamentos

Por Autores Varios

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