Organizar campamentos y retiros exitosos es una de las tareas más complejas y demandantes de tiempo que enfrenta un líder de jóvenes. Pero puede ser, también, una de las experiencias más transformadoras que tenga un estudiante durante su adolescencia. No importa qué tipo de campamento o retiro estemos
planeando, aquí encontraremos mucha información que nos será de gran ayuda.
LIDERAZGO. PRINCIPIOS BÁSICOS PARA DIRIGIR CAMPAMENTOS Y RETIROS
La mayoría de las iglesias cuentan con escasos programas para sus campamentos, y muy pocas poseen una filosofía coherente y bien pensada sobre esta temática. Seguramente, en cierto momento, nuestro grupo de jóvenes se verá obligado a tomar una libreta para formular una filosofía que guíe sus campamentos, la cual podrá ser utilizada por todos aquellos que estén a cargo del programa más adelante. Para ayudar en este proceso, intentamos confeccionar un resumen de la información más eficaz de la que disponemos en lo que a campamentos se refiere.
1. Personas, Programa, Instalaciones: Este es el orden de prioridades fundamentales para cualquier filosofía de campamento. Algunos piensan que las instalaciones son lo más importante. Pero tener cabañas espectaculares, con alfombras y cortinas, no puede compensar un liderazgo pobre y una programación deficiente. Muchas congregaciones se reúnen en lugares para campamentos, en los que el director del retiro es también el encargado de mantenimiento. Eso da buenos resultados tan solo en aquellos programas que están al servicio de las instalaciones. A los chicos se los sermonea por rayar el suelo, se cancelan juegos ante la probabilidad de ensuciar el salón de reuniones, y otras cosas por el estilo. El aspecto primordial de cualquier programa para campamentos debe ser la elección del equipo de líderes. Las instalaciones pobres, o aun inadecuadas, pueden compensarse si el programa y el personal se lucen.
2. Comida: Una buena comida no implica necesariamente que sea cara. Los espaguetis constituyen una buena opción a menos que los cocinemos demasiado. Las salchichas resultarán perfectas a menos que las dejemos estallar dentro de la olla. Si la comida es mala, los chicos nunca lo olvidarán. No solo debemos ofrecerles comida de buena calidad, sino que también debemos tenerla en cantidad suficiente para que los jóvenes se sientan libres de repetir, e incluso de comer tres platos.
3. Resultados: Muchos chicos toman decisiones importantes en estos campamentos y conferencias. Pero para muchas iglesias, la única justificación del programa de campamentos tiene que ver con el número de decisiones de fe que se tomen en esos días. Tendría que ser más importante preocuparse por el proceso de reflexión que se produce en estos campamentos que por los resultados o por las respuestas abiertamente públicas ante el mensaje o mensajes. El campamento es un tiempo dedicado a la evaluación personal, lejos de la rutina diaria de los adolescentes. Proporciona momentos para abrirse a nuevas ideas y experiencias. Los chicos son capaces de enfocar sus pensamientos mientras escuchan de modo atento un mensaje. Frecuentemente se escucha a los jóvenes hablar de una decisión tomada en una conferencia y del posterior fracaso que experimentaron al intentar cumplir con lo prometido. Es de suma importancia prevenir a los acampantes acerca de una realidad inevitable: «La luna de miel termina». Debemos prepararlos para la dura realidad; regresarán a sus casas y todo estará exactamente igual a como lo dejaron. Debemos tener cuidado de no transmitirles una idea equivocada; el valor de su estadía en el campamento no se determina tan solo por una respuesta positiva al llamado a comprometerse.
4. Post-campamento: Luego de cada congreso, consideremos la posibilidad de pedir a los acampantes que se encarguen de algún culto de la iglesia. Organicemos un coro con los acampantes e incluyamos algunos testimonios, un informe acerca del viaje y, de ser posible, una breve diaria con el orador del campamento. Animemos al orador a relacionar cada comentario con lo predicado en el campamento. Podemos ofrecer a la iglesia un informe general y al mismo tiempo cumplir con algunos importantes objetivos: Primero que todo, aquellos que no pudieron concurrir se pondrán al tanto del progreso espiritual logrado en el campamento. En segundo lugar, los padres, que acaban de enterarse de las peores cosas acerca del campamento (los chicos siempre cuentan a sus padres lo peor), obtendrán una visión más completa de lo que fue esa experiencia al escuchar el lado positivo y edificante. Otra sugerencia es tener una reunión de reencuentro, aproximadamente un mes después de la finalización del campamento, en la que haya videos de aquel viaje, refrescos y un breve mensaje con una continuidad temática por parte del orador del campamento. Este es un modo excelente de mantener el contacto con aquellos que estuvieron en el campamento pero que por alguna razón no frecuentan la iglesia o el grupo de jóvenes.
Extracto del libro Campamentos
Por Autores Varios