ESCONDIDAS POR HABITACION

Podemos darle un giro innovador a un antiguo juego. En esta versión de las escondidas, los que se esconden y los que bus­can deben estar todo el tiempo con su grupo de habitación, nunca en forma individual. Es una manera muy divertida y ayuda a construir el sentido de unidad de las habitaciones, tan importante para cualquier campamento.

Un tercio de las habitaciones serán los buscadores, mien­tras que todo el resto se esconderá. Los grupos buscadores deberán esperar diez minutos en algún lugar aparte, por ejem­plo el salón de reuniones. La regla más importante consiste en esconderse todos juntos, como grupo. En otras palabras, si una habitación decide ocultarse detrás de un árbol, entonces todos los integrantes del grupo tendrán que caber detrás de ese árbol. Si se esconden debajo de un remolque, todos deberán arrastrarse debajo del remolque y permanecer juntos. Del mismo modo, los grupos que estén buscando al resto deberán permanecer juntos mientras buscan. Los consejeros deben recordarles permanentemente las reglas o pueden entregar una soga de 6 metros, aproximadamente, a cada grupo, tanto a los que se esconden como a los que buscan. La consigna será que todos los miembros del grupo permanezcan sujetos de la soga o se verán descalificados.

Fijemos un límite de tiempo para la búsqueda, y otorgue­mos puntos de la siguiente manera: quinientos puntos si nadie los encuentra, y seiscientos puntos por capturar a un grupo. Cada vez que jueguen, un tercio diferente de los grupos será el que busque. El juego es mejor cuando se juega de noche y sin usar linternas. Después de todo, ¡no es fácil escon­derá una habitación entera! (Don Crook).

ESQUÍ SOBRE BARRO

¿Por qué permitir que la lluvia arruine el campamento? El césped se pone muy resbaladizo cuando está mojado. Escojamos la pendiente del terreno que resulte más conve­niente y aceptable, y permitamos a los chicos que se deslicen por ella, con o sin tablas. En poco tiempo el pasto cederá, y enton­ces tendrán un lindo tobogán de barro. (Rogers E. George III).

TRONCOS Y MÁS TRONCOS

Podemos planear una tarde entera de juegos usando objetos de la naturaleza que habitualmente están presentes en la zona del campamento. Es probable que estos juegos hayan sido también realizados por algunos leñadores largo tiempo atrás. Todo debe organizarse en medio de una atmósfera de kermés de pueblo y la pueden disfrutar los acampantes de cualquier edad. Las siguientes son algunas sugerencias de actividades posibles:

Puntería con aros: En el bosque suele haber muchos tipos de enredaderas. Podemos convertir algunas en aros o cír­culos, atando las ramas y enroscando las puntas. Coloquemos algunas estacas en el suelo, marquemos una línea de lanza­miento, y otorguemos puntos dependiendo de la dificultad de los tiros. Si no conseguimos enredaderas, podemos utilizar sogas, alambre, o cualquier otra cosa similar.

Equilibrio sobre troncos: Cortemos un tronco que tenga aproximadamente 60 centímetros de diámetro y que sea lo más circular posible. Luego coloquémoslo en una línea de partida. Los jóvenes deberán hacer equilibrio sobre él y cami­nar hasta la línea de llegada. Si se caen, deberán comenzar de nuevo.

Rodar sobre el tronco: Podemos emplear el mismo tronco anterior, pero ahora dos participantes de equipos dis­tintos deben pararse sobre el tronco, uno en cada extremo, y disfrutar del antiquísimo juego de mover el tronco para que el otro caiga.

Tirar del tronco: Cortemos un tronco y hagamos una ranura en la corteza de tal modo que podamos atar una soga alrededor de él. Los chicos luego competirán, intentando arrastrarlo a lo largo de cierta distancia en el menor tiempo posible. Podemos preparar troncos de distintos tamaños para grupos de distintas edades. Una variante de este juego es que dos grupos compitan tirando de los extremos, como en una cinchada.

Juego de bolos con troncos: Debemos escoger una rama resistente de algún árbol y atarle una soga. Luego, al otro extremo de la soga, atemos un tronco que quede colgan­do hacia abajo. Entonces cortemos cuatro trozos de tronco pequeños y coloquémoslos de pie cerca del tronco colgante. El tronco colgante se convierte entonces en la bola de boliche. Debe tirarse hacia atrás un par de metros, y luego soltarse para derribar los trozos pequeños.

Lanzamiento de troncos: Esta actividad es una espe­cie de lanzamiento de jabalina. Consigamos un tronco largo y delgado para que los chicos compitan a lanzarlo lo más lejos que puedan. (Butch Gorman).

Extracto del libro Campamentos

Por Autores Varios

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