Con estas actividades ayudarás a tus adolescentes a involucrase en el trabajo con los niños.

RENOVACIÓN DE LA GUARDERÍA

Es difícil encontrar un proyecto de servicio que todo el grupo de jóvenes reciba con entusiasmo, pero podemos sorprender­nos con el siguiente. Es probable que muchos de los chicos de nuestro grupo cuiden a sus hermanos menores o a algún primo, y muchos otros probablemente hayan trabajado o tra­bajen como voluntarios en la guardería de la iglesia durante los cultos o en la semana. Si es así, probablemente estarán deseosos de hacer algo por los pequeños y por sus padres tam­bién. Si el aspecto de la guardería de la iglesia deja bastante que desear, ¿por qué no permitir a los adolescentes que lo renueven?

Dediquemos un día de trabajo, o un fin de semana, para limpiar las ventanas, pintar las cunas, lavar y remendar los colchones, limpiar y desinfectar los juguetes, lavar las paredes, fabricar almohadones coloridos y cortinas haciendo juego, sacudir la alfombra o el piso, etc. Si las paredes son de colo­res apagados y monótonos, pintémoslas o cubrámoslas con carteles de colores brillantes.

La congregación apreciará que los jóvenes se preocupen por la iglesia y por los niños pequeños. Y los adolescentes estarán orgullosos de haber hecho algo tangible y práctico. (Robín Garren).

FESTIVAL DE VERANO

Una alternativa creativa para la escuela bíblica de vacaciones es que los jóvenes de la iglesia organicen un festival de vera­no para los niños en un barrio de escasos recursos. Encontremos un lugar adecuado en el barrio (casa prestada, club, o algo semejante) para poder realizar las actividades y manualidades, contar historias bíblicas, pasar películas, reali­zar picnics y juegos y desarrollar otras cosas por el estilo. La duración será de una semana. Realicemos una buena publici­dad y veremos cómo los niños llegan de a docenas, ya que la actividad se desarrolla en su propio barrio. Invitemos un día a las familias de los niños a presenciar las actividades y algún programa musical o teatral interpretado por los niños. Esta idea resulta más exitosa y más eficaz que la típica escuela bíblica de vacaciones, que tiende a ser demasiado «eclesiásti­ca». (Leroy Albertson)

FIESTA INFANTIL

Organicemos, junto con los jóvenes más grandes, una fiesta de la Escuela Dominical para niños de 6 a 11 años. Esto cons­tituirá un buen proyecto de servicio para nuestros jóvenes y proporcionará gran diversión a los niños. Cuando lleguen los invitados, dividámoslos en dos grupos: de 6 a 8 años y de 9 a 11 años. Que uno de los grupos recorra los puestos ubicados en las aulas de la Escuela Dominical, en los que habrá juegos al estilo de una feria. Los otros niños, mientras tanto, partici­parán de juegos grupales en un espacio más amplio. Luego de 45 minutos, intercambiemos los dos grupos. También pode­mos presentar una película cristiana para niños y servir refrescos. (William C. Moore).

COOPERATIVA DE CUIDADORES DE NIÑOS

Si las habitaciones de la escuela dominical de la iglesia están vacías durante el verano, evaluemos la posibilidad de organi­zar una cooperativa para cuidar niños, ya sea como servicio o para recaudar dinero. Coordinemos con los padres la posibi­lidad de ofrecer turnos de algunas horas cada día, con reserva previa, para cuidar a sus niños. Y convoquemos a miembros del grupo de jóvenes para hacer de niñeras un día a la sema­na, o menos, dependiendo del tamaño del grupo. Nos sor­prenderemos de cuántas madres agradecidas dejarán a sus pequeños para que los cuidemos mientras ellas van de com­pras, o a alguna reunión, o a la piscina. Sin embargo, debe­mos ser cuidadosos con respecto a las edades que ofrecemos cuidar y además siempre debemos reunir una cantidad sufi­ciente de adolescentes y adultos como para poder cuidar bien a los niños. (Ellen Sutter).

COLECTA DE JUGUETES

En casi todas las ciudades existe alguna organización que recolecta juguetes en Navidad para los niños necesitados. Una buena actividad grupal será realizar una colecta de juguetes en agosto o septiembre. Los jóvenes pueden ir puerta por puerta recogiendo juguetes viejos o en desuso que aun puedan ser utilizados o que requieran reparaciones menores. El grupo podrá más tarde limpiar y reparar los juguetes, de ser necesa­rio, y luego distribuirlos o entregarlos a una organización que los distribuya. Esta actividad puede convertirse en un concur­so entre equipos para ver quién puede recolectar y recuperar la mayor cantidad de juguetes dentro de un límite de tiempo dado. (Jim Berkeley).

SALIDA NOCTURNA PARA LOS PADRES

Esta idea podemos utilizarla para cumplir varios objetivos: rega­lar a los adultos de nuestra iglesia una salida nocturna, ofrecer un proyecto de servicio a nuestros jóvenes, y además ganar un poco de dinero para el próximo retiro o campamento. Ofrezcamos a los adultos una salida nocturna que incluya una cena simple, una película divertida y servicio de guardería, todo por un único y módico precio.

Ubiquemos en el salón algunos televisores, video reproducto­res y sillas en cantidad necesaria. Que los mismos jóvenes prepa­ren la cena y las mesas: se pueden servir bebidas junto con algu­na comida comprada, acompañándola de sopa o ensaladas y helado de postre. Podemos dividir el equipo en dos. Una mitad para servir a los adultos, y la otra mitad para dar de comer y cui­dar a los niños en otra habitación. En un segundo momento, los equipos pueden rotar de funciones. La mitad del grupo limpiará las mesas, mientras la otra mitad cuidará a los niños. Al terminar, todo el grupo de jóvenes limpiará y ordenará. Si no es muy tarde, tal vez los jóvenes deseen quedarse un rato más y ver la película ellos también. (Rodney Puryear).

TEJER LAZOS

Esta es una idea para ayudar a los bebés y niños de un hospital. A la vez, sirve para crear lazos entre las distintas generaciones de mujeres de la iglesia. Previamente debemos reclutar a algunas señoras mayores de la congregación que sepan tejer (al crochet o con dos agujas) y estén dispuestas a enseñar. Que estas señoras, cada sábado por la tarde durante un mes, den clases de tejido en el salón de la iglesia para todas las jóvenes que deseen aprender. Pidámosles que les enseñen a tejer cuadrados de 20 x 20 centímetros, con distin­tos tipos de puntos. Las jóvenes deberán llevar su propia lana, y el precio de las clases consiste en ofrendar el trabajo de todo el mes: todo lo que puedan tejer tanto en las reuniones como en sus casas. También puede incluirse en el proyecto a otras personas de la congregación, solicitándoles donaciones de lana o de dinero para comprarla. Al finalizar el mes, entre todas habremos reunido una gran cantidad de cuadrados de tejido, los que se coserán uno junto al otro para formar colo­ridas mantas para bebés que serán donadas a un hospital infantil. Mientras tejen juntas, las jóvenes pueden disfrutar de un té y de buena conversación con las señoras mayores. ¡Será una experiencia enriquecedora para todos!

Una variante de esa idea es organizar una maratón de teji­do por un día entero. Consiste en una competencia en la que mujeres de todas las edades se reúnen durante un sábado entero en el salón de la iglesia, e intentan tejer lo más rápido posible, mientras conversan y disfrutan de un tiempo de comunión. Los hombres pueden asistir para alentarlas y para servirles té con pasteles en los descansos de quince minutos que se harán periódicamente. La que finalice la mayor canti­dad de cuadrados, bufandas o saquitos para niños (queda a nuestra elección), antes de que suene la campana a las seis de la tarde, será la ganadora y recibirá un premio. Y lo que tejie­ron todas en total será donado a un hospital o a personas en necesidad. (María Ana Gallardo).

Extracto del libro Campamentos

Por Autores Varios

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