AYUDA PARA UN COMEDOR COMUNITARIO

Si nuestra iglesia desea ayudar a los que pasan hambre, pero se encuentra en una zona en la que no hay suficientes perso­nas necesitadas como para armar un comedor comunitario propio, intentemos con esta idea. Organicemos un pequeño mercado sobre una mesa en el salón de reuniones, para que los miembros de la iglesia puedan llevar productos cultivados en sus propios jardines o preparados con sus propias manos para ser vendidos. Estos productos pueden ser comprados a cambio de una donación voluntaria en lugar de un precio fijo.

El dinero recaudado a través de este proyecto puede luego enviarse como ayuda a un comedor comunitario en otra zona más necesitada. A pesar de que este pequeño mercado requie­re tan solo un mínimo de preparación y organización, puede generar una suma de dinero útil para un ministerio entre las personas que padecen hambre. (Frank Billman).

CACERÍA DE FRUTAS

Dividamos al grupo en equipos y enviémoslos por el vecinda­rio durante un tiempo limitado (treinta a cuarenta y cinco minutos) para recolectar alimentos enlatados. El grupo que recoja la mayor cantidad de latas dentro del tiempo estipula­do ganará un premio. Es increíble cuántos alimentos enlata­dos pueden conseguir los adolescentes si la motivación es un concurso. Por alguna razón las personas tienden a responder mejor cuando pueden ayudar a un joven a ganar un concurso que cuando lo hacen para ayudar a una familia hambrienta. (Larry Ballenger).

RECOGIENDO DONACIONES DE ALIMENTOS

Preparemos una lista de artículos alimenticios que puedan formar una comida completa. Dividamos al grupo en equipos y vayamos casa por casa para reunir todo lo que figura en la lista. Cada familia que contribuya recibirá una pequeña tarje­ta de agradecimiento que explique el propósito de la colecta y el destino de la comida. Los alimentos luego pueden ser dis­tribuidos entre las familias necesitadas. Esta idea será apro­piada también para la época de Navidad, cuando muchas familias están más predispuestas a dar y muchas otras fami­lias agradecerían recibir una cena especial. (Donald Junen).

MARATON DE TRABAJO

Este es un proyecto de servicio que reúne a los adolescentes y a los adultos para ayudar a suplir necesidades locales o de lugares lejanos. Los jóvenes del grupo trabajarán en la comu­nidad para distintas personas que no pueden costear el pago por esos trabajos o no pueden realizarlos por ellos mismos. Podríamos incluir actividades como pintar, arreglar jardines, realizar tareas del hogar, ir de compras, o cualquier otro ser­vicio que los chicos puedan ofrecer. Asignemos a cada joven uno o más adultos «patrocinadores» que paguen su salario por cada hora que ellos trabajen para los demás (estipulando una cantidad de dinero por hora). El dinero recolectado, que puede de hecho ser una suma considerable, será donado para alimentar a personas con hambre de zonas con mucha pobre­za, o para apoyar a misioneros en tierras lejanas. De este modo se logrará una doble bendición con un solo acto de ser­vicio. (David Self).

FESTIVAL DE FRUTOS

Si vivimos en una comunidad que se encuentra cerca de zonas de granja, nuestro grupo puede considerar el antiguo sistema de recorrer los campos luego la cosecha y rescatar todo aquello que esté maduro y en condiciones de ser utiliza­do. Los alimentos recogidos luego serán clasificados y entre­gados a alguna organización que distribuya comida entre los pobres. (Jim Couser).

SECUESTRO DEL PASTOR

Organicemos a un grupo de chicos para que secuestre al pas­tor o a alguna otra persona bien conocida de la iglesia (todo esto acordado previamente, por supuesto). Para el rescate soli­citaremos determinada cantidad de latas de alimentos (por ejemplo, 100 latas) que la congregación deberá reunir para ser luego distribuidas entre las familias necesitadas. Esto se puede llevar a cabo un sábado. Luego los chicos podrán tele­fonear a los miembros de la congregación informándoles del secuestro y del rescate pedido (por favor, que quede bien claro que todo es mentira, para que nadie se asuste). La colecta puede realizarse entonces el domingo por la mañana. Si el res­cate no es pagado, los jóvenes deberán estar preparados para llevar adelante el culto matutino o las responsabilidades de la persona secuestrada en su ausencia. (Geoffrey Koglin).

Extracto del libro Campamentos

Por Autores Varios

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