Quiero estar segura que entiendes que tu mente está siendo bombardeada con mucha información, y mucha de esta información está envuelta en paquetes muy bonitos para que los creas. No todos estos paquetes están diseñados para bendecir tu corazón, tu mente y tu alma. Necesitas protegerte a ti mismo de anuncios falsos, porque los recibirás todos los días.

Echemos un vistazo breve a algunas de las formas en que esto sucede donde sea que voltees. ¿Quién está mandándote mensajes que son totalmente falsos o sólo verdaderos en ciertas situaciones o que tienen la inten­ción de alejarte de lo que crees de ti mismo? Aquí están algunos ejemplos de esos golpeadores mentales que algu­nas veces son peligrosos.

A. Comerciales de televisión. “¡Cómprame! ¡Cómprame! ¡Cómprame!”. Ya sabes, esos comerciales que te hacen sentir que no tienes lo más reciente, lo mejor o lo más genial que hay. Estos comerciales están diseñados para hacerte sentir que si tan sólo tuvie­ras sus productos serías más inteligente, más popular, tendrías mejor diversión y casi todo lo que te puedes imaginar. Te hacen muchas promesas vacías, y cuando compras parte de lo que ofrecen los anuncios, algunas veces estás en peligro de pen­sar como ellos piensan, en lugar de pensar por ti mismo.

B. Comerciales de radio. Sé que no escuchas la radio tan­to como lo hacían los jóvenes de mi época, porque ahora tienes música en tu MP3, en tu computadora y en todas partes. Pero si pones una estación de radio, puede resultar muy triste escuchar todo el tipo de cosas que los comentaristas te dicen. Sólo recuerda que a ellos les pagan para conseguir tanta gente como puedan para que escuchen el programa, así que por lo general, no tienen un límite para decir cosas que impresionen a los oyentes. Si decides escuchar la radio, será mejor si escuchas las estaciones cristianas. Hoy en día existen grupos cristianos de rock muy buenos.

C. Anuncios de revistas. Sabes a cuáles me refiero. Anuncios que tratan de decirte cómo vestir, qué comer o qué pensar. Nueva­mente, están diseñados para atraerte y conseguir que compres sus productos. El ir de compras es fabuloso y divertido, pero sólo asegúrate de saber por qué estás comprando algo. No compres algo por las promesas que el producto te ofrece, porque tal vez no las cumpla. Es­tos anuncios pueden retocar algo para que aparente ser bueno.

D. Películas. Tus papás deben ayudarte siempre a escoger qué tipo de película ves en el cine y, afortunadamente, muchas películas tienen el índice de audiencia de tal forma que los padres pueden hacer mejor ese trabajo. Sin embargo, aun así sigue habiendo cosas que son cata­logadas como buenas para que las puedes ver, pero no puedo evitar preguntarme si estás recibiendo un men­saje incorrecto. Cualquier película que veas tiene que venir con un mensaje escrito que diga: “Esta es sólo una película… no es de la vida real”. Algunas veces las pelícu­las pueden parecer como la vida real, pero no lo son. Si ellas tratan de comprometer tus valores o tus creencias, están mandando entonces un mensaje incorrecto.

E. Periódicos. Es bueno saber que cada periódico en el país esta diseñado para llegar a una audiencia diferente y está dirigido, de una forma u otra, hacia las necesidades de los lectores. Es decir, no es imparcial en sus artículos. Eso significa que escriben lo que creen que a los lectores les gustaría leer. El objetivo es vender más periódicos. Tú tienes que ser muy inteligente para saber cuando ellos sólo te estén dando su opinión.

F. Anuncios en la computadora. Ahora es muy difícil escaparse de los anuncios sin importar a dónde vaya­mos. No tan sólo basta con los anuncios de carteleras o señales en las calles o en las marquesinas de los cines, ahora tienes que lidiar con los anuncios de todas partes del mundo, que llegan a la pantalla de tu computadora. Las buenas y las malas noticias son que ahora más que nunca puedes obtener más información que cualquier niño en el pasado. Esto literalmente puede jugar con tu mente.

Entonces, ¿cómo puedes prote­ger tu mente de esta sobrecarga? Regresa a la lista que inclui­mos AQUÍ. Comienza des­de el principio y parte de ahí hasta que tu corazón y tu mente se sientan segu­ros de nuevo. Mantente en forma y no serás desviado del camino. ¡Tú lo puedes hacer!

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

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