Continuemos.

D. Yo siempre empiezo un examen con unos palabras de oración silenciosa al Señor, rogando que me ayude a recordar iodo lo que he estudiado y a saberlo expresar.

E. Empieza respondiendo las preguntas que sabes con toda seguridad. Luego pasa a las que tengas alguna duda. Nunca lo hagas al revés ya que podrías ponerle nervioso, desanimarte o entretenerte mucho y no tener tiempo de responder las que sabes bien. Si le viene alguna idea acerca de otras preguntas, escríbela con lápiz en un borde de la hoja y luego ya la borrarás.

F. Es «menos peor» dejar una pregunta en blanco que responderla mal. Por ejemplo si yo digo que 5×4=25, estoy diciendo, de algún modo, que no sé ni cuanto son 5×4 ni 5×5. Si yo digo que el rio Ebro pasa por Sevilla, estoy diciendo que no sé ni por donde pasa el Ebro, ni tampoco el Guadalquivir.

G. Si tú fueras profesor (haz un esfuerzo de imaginación) ¿qué corregirías más a gusto, un examen bien estructurado y con buena letra o lo contrario? ¿Te gustaría corregir 40 controles con las mismas preguntas y respuestas similares? Seguro que ya puedes deducir por ti mismo… Vigila también la ortografía. La presenta­ción externa correcta, el acierto en las respuestas y la redacción clara harán de tu ejercicio algo diferente a los demás del montón. Todos los profesores agradecemos tener algún alumno así. Por cierto, no se te ocurra el «viejo truco» de enrollarte si no sabes la respuesta. En general, incluso los profesores más pacientes, detestamos que nos tomen por tontos…

H. No copies nunca, es mentir. Si te «pillan» perderás más y si no te descubren, habrás perdido igualmente ante ti y ante Dios y, lo más triste, habrás dado un pobre testimonio de tu fe.

I. Si has sido un buen alumno durante todo el curso, tu profesor no dudará en ayudarte y aclarar tus dudas durante la evaluación. Recuerda que la cortesía, la simpatía y la amabilidad nos sensibilizan a todos y, los pro­fesores, también somos «per­sonas humanas». (No somos «tontos del todo» y sabemos distinguir a un alumno cortés y amable de un «pelota». No conozco ningún colega que sienta satisfacción ante una pelota.)

J. Nunca entregues un ejercicio sin haberlo repasado y corregido. Con frecuencia delectarás faltas de ortografía, equivocaciones o ideas que has olvidado poner. Tómale tiempo… no importa que seas el último en salir del aula.

Si tienes en cuenta estos diez puntos, para ti las evaluaciones dejarán de ser una tortura o una ruleta… Y serán más un instrumento útil de contraste para que veas cuál es tu nivel de aprendizaje, qué aspectos necesitas trabajar más y qué nivel has alcanzado respecto a los objetivos propuestos para tu curso.

 

En Pocas Palabras.

•Estudiar no es una actividad marginal que puedas ir haciendo a ralos perdidos y de cualquier modo. Es una de tus principales responsabilidades y debes asumirla con ilusión, con responsabilidad, con seriedad, con esfuerzo y con técnica. A la larga es más cómodo y más rentable hacerlo de ese modo que arrastrar asignaturas pendientes, soportar clases que no entiendes y desperdiciar tiempo y ocasiones de formación que más adelante lamentarás.

•Para rendir bien tienes que estar en óptimas condiciones físicas, anímicas y espirituales. También debes estar bien motivado.

•Paro poder concentrarte y trabajar a gusto, conviene que tengas un lugar adecuado.

•Para poder cumplir con todas tus responsabilidades, conviene que aprendas a organizar bien tu tiempo y tu trabajo.

•Hay quien tiene mucha memoria y puede estudiar sin demasiado método. La gran mayoría de personas aprendemos mucho mejor y más rápido si seguimos los siguientes pasos: prelectura, lectura comprensiva, subrayado, resumen, esquema, memorización del esquema y ampliación del esquema con tus propias palabras.

•Tan importante como aprender es no olvidar, por lo que convie­ne que repases lo aprendido. Cuanto más Huida y cordial sea tu relación con los profesores, mejor podrán orientarle en tu proceso educativo y viceversa.

•Según qué compañeros elijas te resultará más fácil o difícil estar atento en clase y concentrarte.

•Cuanto más rápido y mejor leas, menos le costará entender y aprender los textos de estudio.

•A partir de unos mismos conocimientos, pueden calificarte mucho mejor si entregas tus trabajos sin fallas, bien redactados y con buena presentación.

Extracto del libro “Expediente X”

Por Félix Ortiz y Autores Varios

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