1. Un Corazón Que Cambia.

Algunos de los aspectos que definen nuestra actual sociedad, planteada en términos generales, son el sectarismo y la indife­rencia religiosa. Actitudes superficial ante la vida, consumismo desmesurad búsqueda del placer inmediato, egocentrismo… pueden explicarlos. Con todo, asistimos a la permanencia de lo religio­so, desde las formas que tradicionalmente nos son más conocidas (cristianismo), hasta nuevas maneras que evidencian la necesidad de sentido y de trascendencia del ser humano (sectas religiosas, ciertos movimientos filosóficos, esoterismo…).

Recientes estudios sobre ¡as diferentes subculturas o formas de vida en que se subdivide el mundo juvenil ponen de manifiesto la existencia de inquietudes espirituales o religiosas incluso entre los sectores más hedonistas (orientados al placer), pragmáticos (orientación a los aspectos prácticos de la vida) o pasivos.

Y es que uno de los aspectos más definitorios de la esencialidad humana es su dimensión espiritual que le posibilita la apertura a lo trascendente. El ser humano precisa cubrir y atender sus necesidades espirituales. “La adolescencia representa también un nuevo enfrentamiento con lo religioso”.

2. Sentido de la Vida e Identidad.

El adolescente necesita encontrar un sentido de la vida y de su propia identidad. Son precisamente los cambios intelectuales, psi­cológicos, afectivos y sociológicos los que conducen al adoles­cente a reflexionar y a plantearse el sentido del cosmos, de la vida, del mundo de ¡a historia, de la cultura…; así como el sentido de su propia existencia.

Un famoso psicólogo de la Universidad de Harvard, Erick Erikson, escribió: “Llegar a ser independiente es importante, pero no constituye el principal problema de la adolescen­cia; es mucho más importante encontrar un sentido de identidad. La persona ¡oven debe preguntarse:

  • ¿Quién soy yo?
  • ¿Cuá­les son mis valores?
  • ¿Qué propósito tengo en la vida?
  • ¿Cuáles son mis metas en ella?
  • ¿Hacia dónde voy?
  • ¿Cuáles son mis puntos fuertes y mis debilidades?

En la mayor parte de las personas, los años de la adolescencia constituyen la época en que se buscan las respuestas a preguntas como éstas”. Es necesario encontrar un sentido integrador y coherente de la existencia, que sólo podemos hallar en el propio autor de la vida, en un sentido amplio, y del hombre, en un sentido particular: Dios.

Durante los años de la infancia, incluso durante los de la preadolescencia se aceptan sin cuestionarlas las creencias religiosas que se ha recibido en el seno de la familia y de la iglesia. Con la llegada de la adolescencia, y lo que ella representa de posición crítica ante todos los valores de los adultos, es evidente que puede vivirse una primera crisis de fe.

La capacidad de analizar las cosas por uno mismo, la mayor información recibida con el inicio de la enseñanza secundaria… Hacen ver las cosas con otra perspectiva y, en ocasiones, dudar. Digamos que dudar no es malo; ni tan siquiera debemos considerar la duda como la antítesis de la fe. Puede formar parte del propio proceso evolutivo el que en un determinado momento se pongan en tela de juicio aquellos principios que en otro tiempo fueron aceptados con naturalidad.

La superación de esta crisis dará lugar a una fe, a una creencia más objetiva, más madura y, fundamentalmente, más personal. G. Collins escribió: “Una reconsideración de los conceptos primitivos a la luz de la madurez posterior puede producir una fe religiosa más saludable y bíblicamente más sana”.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Expediente X”

Por Félix Ortiz y Autores Varios

Lee Desarrollo Espiritual del Adolescente 2

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí