Continuemos.

No hay duda de que podríamos seguir con la lista, pero pensemos en algunos de los puntos basados en lo que Mateo nos dice. Se nos dice de inmediato que «dejemos de juzgar a otros». Probablemente estás pensando que a ti te enseñaron que deberías juzgar a otros para que así puedas decidir si quie­res que sean tus amigos o no. Tú crees que de esa manera estás siendo sabio. Bueno, nosotros no estamos hablando aquí de escoger tus amigos. Estamos hablando de lo que hacemos algunas veces tanto a amigos como a desconoci­dos por igual.

2. Enviar al Juez.

El versículo de la Biblia en Mateo, se trata de esos momen­tos cuando criticamos a los demás de una forma en la que puede ser no justa. Podría ser un juicio inocente sobre el cabello de alguien, su vestimenta o su actitud. Está bien tener una opinión y mantenerla para uno mismo, pero si sientes la necesidad de comentárselo a la persona o a al­guien más, entonces se inicia el problema. La Biblia dice: «No juzguen a los demás o ustedes serán juzgados».

Ahora, ¡eso es interesante! ¿Podría esto significar que tan pronto como juzgas a alguien acerca de cómo se ve el día de hoy, esa persona que viene por el pasillo es alguien que va a hacer el mismo juicio sobre ti?

De pronto, el juego del juicio ya no es tan divertido. Ahora ya no estás al control porque perdiste el juego tan pronto como lo empezaste a jugar. ¡Te convertiste sólo en la próxima persona a quien criticar! La parte chistosa es que, sea como sea, nadie tiene el derecho a juzgar. ¡El único que está calificado para juzgar es Dios! A ti te han enseñado la regla: «Haz con los demás lo que quieres que ellos te hagan a ti». Cuando llega el momento de cómo quieres que ellos «te hagan a ti», probablemente la regla te sorprenderá. Pero, ¿qué pasó con la primera parte? ¿Qué hay de la primera parte acerca de cómo tratar a los demás? ¿Qué calificación te darías a ti mismo en cuanto a eso?

3. Lograr la Salida.

El chiste de ver cuando se juzga a los demás se trata de cómo nosotros «vemos» a los demás.

A. ¡Necesitamos Lentes Nuevos!

Nosotros pensamos que necesitamos corregir ese pequeño problema que tiene alguien más, porque no queremos que los demás se enteren que nosotros tenemos un gran pro­blema. Estamos cegados ante nuestras propias fallas.

Nos damos pretextos para comportarnos mal. Pero en Romanos 2, la Biblia dice que no tenemos pretexto o alguna defensa para nuestro comportamiento cuan­do juzgamos a otros, ya que hacemos lo mismo hacia nosotros mismos. La viga está atorada en nuestros ojos que no nos podemos ver a nosotros mismos. Toma unos momentos e imagina esa viga atorada en tu ojo. ¿Puedes ver algo?

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

Lee Aquí Viene la Juez 3

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí