Continuemos.

La definición que Pablo hace aquí sobre la santidad es evitar la inmoralidad sexual, aprender a controlar nuestros cuerpos de una manera santa y honorable, y no hacer daño a nuestros hermanos. Y es posible que no haga falta buscar más allá de tu grupo de jóvenes para encontrar personas fuera de control que se aprovechan de sus hermanos en Cristo. ¡Qué pena!

Pablo aborda este tema de otra manera en una carta a la iglesia en Roma: «Vivamos decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias. Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa» (Romanos 13:13-14). Es una imagen clara. La gente que está en Cristo tiene la oportunidad de pensar en otras cosas antes que en solo satisfacer sus propios deseos. A las personas que no se encuentran revestidas de Jesús eso les resultará una ardua batalla.

Muchos chicos pierden esa batalla cada día. Tal vez tú te encuentres entre los vencidos. Viven en una espiral sin fin: determinación, fracaso, resolución, fracaso, compromiso, fracaso, remordimiento, fracaso. Todo porque creen que revestirse del Señor Jesucristo significa preguntarse: «¿Qué haría Jesús?», y luego intentar comportarse tan decentemente como les sea posible… lo cual, en cambio, no es tan decente. El resultado es el fracaso. Esto no significa que eres peor que otras personas, es que como dijo Jesús: «separados de mí no pueden ustedes hacer nada». Se necesita algo más que buenas intenciones para activar un comportamiento como el que Dios demanda.

Si quieres ganar la pelea, tu única esperanza es pedirle a Jesús que te ayude a vencer. Eso requiere una profunda conversión, que muchos no han experimentado todavía. Pero luego debes pedirle a otros que te ayuden también. Junto con una profunda intimidad con el único Dios que puede hacernos santos, el actuar responsablemente requiere apoyo y rendir cuentas en la comunidad del pueblo de Dios.

1. ¿Qué es lo Más Importante?

El Punto de Vista de Dios.

En los tiempos de Jesús, los maestros judíos habían identificado 613 órdenes o mandatos que requerían obediencia. De esas 613 leyes, 365 eran negativas (lo que la gente no debía hacer) y 248 eran positivas (lo que la gente sí debía de hacer).

Lee Marcos 12:28-31.

Jesús usó la palabra “todo” (holos, en griego), que significa todo junto, cada una de las partes, algo completo. ¿Crees que es posible amar a Dios con todo tu ser? ¿Por qué?

¿Y es posible amar a los demás como a uno mismo? ¿Por qué?

Date cuenta por un momento que Dios te ama. ¿Cómo influye eso en tu habilidad de amarlo de la misma forma?

El amor que Dios te ha mostrado, y el amor que él quiere que le demuestres, ¿te obliga a comportarte de cierta forma? Para ser un poco más específicos: ¿te hace esto responsable ante él de la forma en que tomas tus decisiones sexuales? Reflexiona en eso por un momento.

Lee Gálatas 6:1-2.

¿Crees que de alguna forma este pasaje se relaciona con el tema del que estamos hablando? ¿Por qué?

¿Cómo crees que las personas se tratarían en el área sexual si se vieran unas a otras como hermanos y hermanas en Cristo, en lugar de como potenciales parejas románticas?

Si tratáramos a nuestras parejas como a hermanos y hermanas en Cristo, ¿qué responsabilidades tendríamos con respecto a ellos?

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Lo Que Casi Nadie te Dirá Acerca del Sexo”

Por Jim Hancock y Kara Eckmann Powell

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