Continuemos.

El Dr. James Dobson nos da una clara visión con respecto a la ansiedad de los padres por sus continuos fracasos, —y to­dos nosotros los hemos tenido. Los años que lleva tratando con padres en conferencias y entrevistas personales le han mostra­do que: “Difícilmente haya un padre o madre que no tenga amargos recuerdos de sus fallas como progenitores. Los niños son extre­madamente complejos, y nosotros no podemos ser padres per­fectos porque no somos seres humanos perfectos. Las presiones de la vida son a menudo enormes, y nos sentimos cansados e irritados. Somos influenciados por nuestros cuerpos físicos y nuestras emociones, los cuales a veces nos impiden decir las cosas apropiadamente y ser el modelo que nosotros deseamos. No siempre manejamos a nuestros hijos serenamente como de­seamos, y es fácil mirar atrás, a un año o dos, y ver cuan erró­neamente nos condujimos en aquel entonces al afrontar un problema”.

¡Todos hemos experimentado esos fracasos! ¡Nadie hace su trabajo perfectamente! Por eso es que cada uno de nosotros debe estar a solas con el Creador de los padres y los hijos, y decirle,

“Señor, Tú conoces mis limitaciones. Tú conoces mis debi­lidades, no sólo como padre o madre, sino en cada aspecto de mi vida. He hecho lo mejor que he podido, pero no ha sido suficiente. Así como Tú partiste el pan y los peces para alimentar a 5,000, toma mis magros esfuerzos y úsalos para bendecir a mi familia. Arregla las cosas que no he hecho bien. Satisface las necesidades que yo no he satisfecho. Envuelve a mis hijos con Tus grandes brazos, y tráelos bien cerca de Ti. Y sé con ellos cuando estén en las grandes encrucijadas entre el bien y el mal. Yo he hecho lo mejor que he podido. Por lo tanto, entre­go a Ti mis hijos, a mí mismo, y al trabajo que he hecho como padre. El resultado pertenece ahora a Ti.”

Yo sé que Dios va a honrar tal oración, aun a padres cuyo trabajo ha terminado. El Señor no desea que usted sufra la cul­pa de sucesos sobre los cuales ya no tiene influencia. El pasado es pasado. Déjelo morir y nunca lo resucite. Ponga toda la si­tuación en las manos de Dios, y deje que El obre. ¡Creo que usted se va a sorprender de no estar más solo!”®

Déjeme darle una palabra de aliento. Nunca es demasiado tarde con nuestros hijos mientras tengamos vida… no importa la edad. Habrá veces en que tengamos que admitir nuestros erro­res, pero podemos aprender de ellos y edificar una mejor y más saludable relación familiar.

Por otra parte, usted puede decir: “Yo he sido un buen padre, y este material nada tiene que ver conmigo. Uno de los detri­mentos de la grandeza es la satisfacción con el “status quo.” Hay probablemente muchos padres que están haciendo un ex­celente trabajo, mucho más de lo que la gente piensa. Sin em­bargo, no importa cuan buenos los padres podamos ser, siempre podemos ser mejores. Todos necesitamos ayuda. Debemos en­cararlo, una paternidad efectiva es el trabajo de toda la vida.

Yo tengo cuatro hijos y los amo mucho. No soy el mejor padre del mundo, pero por la gracia de Dios, y con su guía, estoy haciendo lo mejor que puedo. Nadie me dio ningún entrena­miento de cómo ser padre, y tengo mis puntos fuertes y mis puntos débiles. Puede ser que yo no sea lo que debo ser como padre, pero de una cosa estoy agradecido, y es que, con la ayuda de Dios y la paciencia de mi familia, ya no soy lo que era an­tes, y voy a llegar a ser como debo ser.

Mientras leía y releía este manuscrito, me he sentido pro­fundamente impulsado a tratar con mis partes débiles, fortale­cer aquellas partes fuertes, y ser el padre que mis hijos necesi­tan. Quizá usted se sienta impulsado a hacer lo mismo.

Extracto del libro “Lo Que Deseo Que Mis Padres Sepan Acerca de mi Sexualidad”

Por Josh McDowell

Lee Sexo y sexualidad – ¿Alguien siente lo que siento yo?

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí