Este es un libro que ningún adulto está calificado para escri­bir. Para comprender verdaderamente las necesidades de los jóvenes y adolescentes de hoy, para comprender sus temores, sus preguntas, las presiones que ellos sufren, hay que ser uno de ellos. Y yo no califico. Los jóvenes han provisto toda la información. Yo simplemente la he pasado en limpio.

El libro contiene una mezcla de opiniones e ideas acerca del sexo prematrimonial, y de las relaciones de esos que están cer­canos a la batalla. Algunas respuestas fueron muy emocionales; algunas fueron analíticas. Algunas trataron con luchas interiores; algunas con los cambios sociales. Algunas fueron escritas espontáneamente; algunas otras después de mucha consideración. Algunas testimoniaban de gozos y vic­torias en la vida personal; otras, se referían a dolorosas heri­das y profundas decepciones. Algunas se dirigían directamen­te a los padres, pero simplemente, se referían a situaciones personales.

Sin hacer caso del estilo personal, todas ellas estaban escri­tas con el corazón. Muchas de las respuestas han venido de adolescentes y jóve­nes adultos, pero algunas vinieron de personas mayores que recordaban su adolescencia y juventud.

¿Comprende usted las luchas por las cuales quizá está pa­sando su hijo o su hija? Imagínese usted la pena de un adoles­cente de 15 años que dijo: «Mis padres no saben quién soy yo, porque nunca se han tomado tiempo para conocerme.»

El hecho de que usted está leyendo esto quiere decir que tiene a lo menos un poco de interés en conocer lo que los adolescen­tes quieren decir a sus padres con respecto a su sexualidad. Lo que usted va a leer le va a sorprender, y aun asombrar, (aun­que no hemos empleado ningún lenguaje explícito ni hemos descrito ninguna escena íntima.) Vea usted como se siente des­pués de leer este extracto de uno de los ensayos.

«Sí, aunque soy una chica cristiana de 18 años, siento tensiones. De dónde algunas personas han sacado la idea de que las chicas cristianas no sufren tentaciones, está más allá de mi entendimiento. La idea corriente es que a las chicas cristianas le es fácil decir NO porque ellas no se sienten tentadas. Puede que yo no sea una chica corrien­te, pero a mí me cuesta mucho decir NO. Últimamente, he estado saliendo sólo con jóvenes cris­tianos, y aunque ellos no ejercen sobre las chicas mucha presión, todavía una siente tentaciones y deseos. La ten­tación nos viene de la sociedad, y también de los compa­ñeros, pero yo también siento deseos sexuales dentro de mí misma, aunque no haya tentaciones a la vista. Perso­nalmente creo en el mandamiento de que no hay que te­ner relaciones sexuales antes del matrimonio, y me he guardado de hacerlo. Estoy orando para no romper este propósito si un día me encuentro con un joven realmente seductor».

¿Qué siente usted acerca de esta joven? Después de haber aconsejado a miles de jóvenes a través de los años, puedo de­cir que la experiencia de esta muchacha no es nada extraordi­naria. Ella siente los deseos naturales los cuales, como ella mis­ma lo dice en varias partes de su escrito, son un don de Dios. Es abierta y sincera acerca de sus sentimientos. Desea perma­necer en el camino recto, pero no está segura de a quién de­biera acudir en busca de ayuda y dirección. Ella también escri­bió: «Si mis padres se dieran cuenta verdaderamente de mis problemas, quizá me sentiría más cerca de ellos».

Muy a menudo los jóvenes cristianos se sienten atrapados en un ciclo de luchas. Si hablan sinceramente con sus padres se sienten culpables, y si no hablan se sienten frustrados, cuando más necesitan una palabra de sabiduría o un oído amigo que les escuche.

Analice las siguientes estadísticas en los Estados Unidos.

  • A la edad de 19 años, el 80 por ciento de los jóvenes y el 67 por ciento de las chicas han tenido ya relaciones sexuales.
  • Cada año hay un millón de adolescentes que quedan embarazadas.
  • Hay aproximadamente 500,000 abortos entre las adoles­centes cada año (un tercio del total de abortos realizados).
  • Más del 50 por ciento de los 21 millones de adolescentes entre las edades de 15 y 19 años, están sexualmente activos.

¿Y qué acerca de la iglesia?

De los jóvenes evangélicos miembros de iglesias, encuestados, un 62 por ciento dijo que había estado envuelto en sexo oral. Los estudios muestran que por regla general el porcentaje de jóvenes cristianos activos sexualmente está a unos diez pun­tos por debajo de todos los adolescentes. Yo estimo que entre un 55 y un 60 por ciento de jóvenes evangélicos está envuelto en actividad sexual.

Un estudio reciente hecho por una de las más grandes de­nominaciones fundamentalistas reveló que dentro de los dos años después de la graduación, el 96 por ciento de sus jóvenes deja la iglesia. Un 30 por ciento nunca regresa. Yo estoy convencido de que la actividad sexual antes del matri­monio es el impedimento número uno al crecimiento espiritual dentro de los jóvenes de los Estados Unidos.

Extracto del libro “Lo Que Deseo Que Mis Padres Sepan Acerca de mi Sexualidad”

Por Josh McDowell

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