Continuemos.

Se trata de un proceso. En casa, al caminar por las calles, cuando leemos antes de acostarnos y en los devocionales de la mañana. Pensar y meditar todo el tiempo en lo que Dios quiere. Las personas que siempre están pendientes de lo que Dios desea, normalmente tienden a hacer lo que él quiere. Sucede lo mismo cuando algo que queremos nos da vuelta en la cabeza: terminamos haciendo justamente eso. Es interesante como funciona ese proceso.

Esta es otra idea extraída de !a Biblia: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Esto es un proceso entre Dios y tú (y quizás algunas personas en las que en verdad confías). Es una invitación a que vayas a un nivel más profundo en el proceso de ser transformado por Dios.

Algo malo ha ocurrido con nuestro apetito sexual. Sin importar desde qué ángulo lo miremos, la fascinación cultural por el tema del sexo y la actual importancia que se le da están fuera de proporción. Puede que esto nos resulte difícil de percibir ya que las cosas no han cambiado mucho en el transcurso de nuestra propia vida.

Esta generación ha crecido sin el resguardo de lo que las personas maduras llaman «horario de protección al menor». Nunca ha conocido un mundo en el que los canales de sexo no se encuentren disponibles en el cable, o en el que no se utilice lenguaje de doble sentido en la radio, o en el que no se tenga acceso a través de Internet a un material por el que nuestros padres hubieran sido expulsados del colegio, de su casa, y hasta terminado en la cárcel. Además, no hemos conocido un mundo sin HIV o SIDA, o algún brote desenfrenado de enfermedades de transmisión sexual que ocasionan esterilidad e incluso la muerte.

¿Qué podemos decir que resulte de utilidad en una sociedad tan opuesta a la Tierra de nunca jamás, en la que las cosas son como deberían ser? ¿Los estudiosos de la Biblia deberían alzar sus manos o batirse en retirada? ¿Deberían ignorar el mensaje bíblico, escrito «hace mucho, mucho tiempo en un lugar lejano» para que resultara más aprovechable en el siglo 21? ¿Tendrían que reformarlo para que se adecuara a la sensibilidad moderna o atrincherarse para defender su pequeño trozo de tierra hasta que muera el último de sus representantes y el mundo se pierda en el infierno?

Paradójicamente, lo que la Biblia dice acerca del sexo puede ser de más utilidad hoy que nunca. La mayoría de nosotros estamos de acuerdo en que vivimos en un mundo increíblemente desordenado. Estamos sexualmente confundidos y parece que nadie hace nada por aclarar las cosas. Por supuesto que ya no queremos volver atrás y pretender que no se piensa en el sexo hasta la noche de bodas. Nadie tiene los ojos puestos en la época en que se mantenían relaciones sexuales a escondidas y en la que se creía que la gente era más noble porque mentía con respeto a su comportamiento. Y, ¿quién en su sano juicio retrocedería en el tiempo para volver a las épocas en el que el abuso sexual se tapaba, dejando a mujeres y niños vulnerables e indefensos ante la agresión?

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Lo Que Casi Nadie te Dirá Acerca del Sexo”

Por Jim Hancock y Kara Eckmann Powell

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