Vez tras vez los adolescentes dicen que a ellos les gustaría que los enteraran de los problemas de la familia. Si a un chico no se le dice nada, su imaginación se echa a volar, y mira el problema completamente fuera de proporción. Muchas veces el adolescente es consciente de los problemas familiares o matri­moniales antes que el papá o la mamá los mencionen o los dis­cutan. Los padres necesitan mucha sabiduría para hablar de estas cosas con sus hijos.

Mamá, tú te has divorciado ya dos veces, y sé que tienes un montón de cosas en tu cabeza. Me gustaría realmente que hablaras conmigo de tus problemas, y no que te los guardaras para ti sola.

 Una de las frustraciones que los adolescentes sienten, está expre­sada en estas palabras:

Hay 50 cosas que deseo decir a mis padres: ¡Déjenme crecer! (Repetir 49 veces).

 Ellos no pueden tenerme como un bebé toda la vida, y protegerme para siempre. Yo necesito aprender a valerme por mí mismo.

 Deseo que mis padres sepan que no deseo ser un insu­bordinado, pero a veces eso sucede. Siento que la leni­dad y libertad que me dan es suficiente, así que no re­quiero más. Necesito tiempo para descubrir mi vida, y deseo que ellos me ayuden a lograrlo.

 Deseo que ellos tengan más confianza en mí, y me tra­ten como a un casi adulto. Deseo que me tengan más con­fianza y que me respeten.

 Confianza: Los padres necesitan tener confianza, por­que tarde o temprano no van a tener ninguna opción en el asunto.

 Deseo que mi papá aprecie mis sentimientos y actitu­des acerca de las cosas. Quiero que sepa que yo tengo apre­cio por él, pero que necesito ser yo mismo. El necesita aceptar mis opiniones y decisiones y confiar en mí.

 Deseo que mis padres sepan que yo soy capaz de elegir a cual iglesia voy a ir. He sido criado en una iglesia don­de nunca aprendí nada acerca del Señor, y ahora que he encontrado una donde aprender deben de permitirme ir.

 Los padres y la rebelión juegan un papel importante en el sexo prematrimonial. Si un padre acusa a un hijo de algo que no ha hecho, él siente que si pudiera hacer eso de que le acusan, lo haría. Esto también le hiere mental­mente, porque ha perdido la confianza de sus padres por algo que no ha hecho.

 Me gustaría que mis padres comprendieran que estoy creciendo, y necesito ser capaz de aceptar más responsa­bilidades de la que me han dado. El mundo es un lugar difícil, y tengo que ser capaz de enfrentarme a él. Mis padres son muy buenos conmigo, y me han dado mucha enseñanza, pero necesito ser capaz de hacer las cosas por mí mismo —con su comprensión.

 Voy a luchar, pero yo puedo hacer algunas decisiones por mí mismo ahora. Solamente que me den la oportuni­dad. Yo sé que ustedes desean lo mejor para mí siempre, pero denme la oportunidad.

 El acto sexual pierde santidad para ser reemplazado por un sentimiento de victoria, cada vez que un adolescente tiene sexo gana un trofeo que será orgullosamente exhi­bido delante de sus compañeros. Creo que los padres de­berían ser mirados más desde el punto de «amistad solí­cita.» Un «padre amigo» no para imponer la necesidad de secreto, sino más bien una base acogedora de conoci­miento solícito, con un poco de voluntad para aconsejar, y una fuerte voluntad para escuchar.

 Extracto del libro “Lo Que Deseo Que Mis Padres Sepan Acerca de mi Sexualidad”.

Por Josh McDowell.

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