Debido a este tipo de situaciones, lo impredecible que son los años de la adolescencia y las luchas de nuestro propio corazón al enfrentarlos, que los padres necesitan un conjunto de metas bíblicas que funcionen como barreras de contención para mantenernos en el camino que él quiere que andemos. Estas situaciones pueden ser recibidas como momentos de oportunidad dados soberanamente para pastorear los corazones que Dios ha expuesto en nuestros adolescentes. O pueden convertirse en momentos en los que se establezca una cuña de distancia y enojo aun más profunda entre nosotros y nuestros hijos adolescentes.

No podemos esperar para decidir qué hacer cuando estos momentos vengan de repente sobre nosotros. No podemos pensar que cuando el momento esté tenso y las emociones elevadas, seremos capaces de pensar clara, bíblica y concretamente. No podemos tener la expectativa de estableces metas a largo plazo cuando estemos lidiando con los sentimientos poderosos de tristeza y desánimo. Tenemos que entrar a estos momentos con compromiso preestablecido con un conjunto concreto de metas. El no hacerlo nos pondrá lejos de cumplir las cosas buenas que son posibles cuando Dios nos habilita para convertir una situación pecaminosa en una oportunidad de redención.

Quiero usar esta situación con mi hija como un contexto de la vida real para discutir cinco mentas fundamentales para educar a los adolescentes. Pero permítanme primero señalar cuál no de debe ser nuestra meta.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

 

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