Actividad de lanzamiento o comienzo del curso.

Se trata de una actividad de gran envergadura. Puede ser un campamento, un día de actividades lúdicas y deportivas (del estilo de la Olimpiada Evangélica, por ejemplo), o algo por el estilo. Esta actividad se puede llevar a cabo durante el verano, o tal vez al inicio del año lectivo, una vez que las clases comienzan y, por lo tanto, los preadolescentes ya se hallan en medio de la rutina propia del año escolar. No es tan importante que esta actividad se lleve a cabo durante el verano o a principios del año escolar. Lo más importante, lo crucial, es que tenga ciertas características:

Debe ser una actividad de movilización. Eso significa que debe ser una actividad que convoque al mayor número posible de chicos y chicas, para que ellos tengan la sensación de que son muchos, de que no están solos y que existen muchos otros como ellos en otras iglesias.

Se debe crear el «momentum». Se trata de crear un ambiente propicio, único y especial, que lleve a los asistentes a sentir que están participando de algo realmente singular, pensado para ellos. Una actividad con «momentum» crea motivación y ánimo para participar en las próximas.

Debe servir para presentar el programa de actividades para el todo el año. Una de las cosas que más se necesitan en un ministerio con preadolescentes es la continuidad. La actividad de lanzamiento debe contener una presentación creativa de las próximas actividades, que servirá para transmitirles la visión y la perspectiva sobre el modo en que se desarrollará el año escolar, no solo a los preadolescentes, sino también a los padres. Todo ello debe desarrollar un sentido de expectativa entre los asistentes. Siempre que sea posible (y uno debe esforzarse en ello), el programa de actividades del año debería estar impreso en un folleto creativo.

Debe constituir la plataforma para la próxima actividad. Como el gráfico lo muestra, la actividad de lanzamiento es simplemente la primera de una cadena de actividades masivas que tendrán lugar durante todo el año escolar, y debe servir de plataforma para la siguiente actividad. Por lo tanto, todo ha de ser planificado con antelación, de modo que pueda ser presentado y resulte posible dar información básica acerca de su contenido, lugar, hora y precio, si lo hubiere.

Actividades intermedias.

Anteriormente mencionamos que el trabajo con los preadolescentes debería de caracterizarse por la creatividad, la movilización y el ocio. Así que, estas características deberían estar presentes en las actividades intermedias. Su finalidad es mantener el «momentum» creado por la actividad de lanzamiento del año y también la movilización. Por lo tanto, estas actividades implican la participación de preadolescentes de varias iglesias, e intentan crear ese ambiente de «grupo grande» que no puede lograrse a través de la concurrencia de una sola iglesia. Durante el año escolar debería haber cuatro o cinco actividades, dosificadas a lo largo del calendario, para asegurarnos de que el objetivo se cumpla.

Extracto del libro “Raíces”

Por Félix Ortiz

Lee Preadolescentes: Grupo de Estudios y Actividades

 

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