En este apartado final queremos hacer un breve esbozo de algo que bien podría ser una estrategia educativa para la iglesia actual. Ya sabemos que antes de iniciar cualquier proceso debemos establecer un propósito claro en base a las necesidades específicas de las personas. También sabemos que en todos los esfuerzos educativos que la iglesia lleva a cabo se debe tener en cuenta el propósito final que se persigue, al que la Biblia define como: ayudar a las personas a ser como Jesús y capacitarlas para la obra del ministerio.

Ponemos el énfasis en que deben participar de él todos los miembros de la congregación. Estos esfuerzos educativos deberían incluir a todos los miembros de la comunidad local, sin distinción de edad ni ningún otro tipo de consideración. Todos los miembros de la iglesia deben tener la oportunidad de recibir apoyo para la consecución del objetivo bíblico. Debemos desarrollar un programa educativo en el que todos tengan la oportunidad de recibir ayuda por medio de los cuatro acercamientos que Jesús utilizó.

Si cada creyente pudiera participar del esfuerzo combinado y complementario de estos acercamientos, tendría muchas más oportunidades de alcanzar el ideal bíblico: estar preparado para la obra del ministerio y ser como Jesús. Para ello, proponemos lo siguiente:

El grupo grande: el culto

El culto es el momento en que la comunidad se reúne para adorar, alabar y recordar la muerte y resurrección de Jesús. Debido a la heterogeneidad de los miembros, allí se imparte una enseñanza general, se transmiten los grandes principios de las Escrituras y se motiva a vivir la vida cristiana.

Ilustrémoslo con un ejemplo: el sermón dominical podría ser el momento ideal para motivar a la congregación a que asuma su responsabilidad evangelística en el mundo actual.

Los grupos pequeños

Es importante que todos los miembros de la comunidad estén integrados en la estructura de un grupo pequeño. Este debería ser homogéneo en su composición. Los criterios para su formación pueden ser variados: la edad, el nivel espiritual, el tipo de ministerio que desarrollan, y otros. En estos grupos la enseñanza bíblica se debe aplicar a las características y necesidades específicas de las personas que los componen. Continuando con el ejemplo anterior, en un grupo pequeño se podría hablar acerca de la evangelización y la manera en que sería factible ponerla en práctica en situaciones y lugares concretos y específicos, tales como en los colegios secundarios, entre las personas de la tercera edad o entre los matrimonios jóvenes sin hijos.

Esos grupos pequeños tienen el objetivo de lograr la edificación y el cuidado de cada uno de sus miembros. El líder no solo tiene la responsabilidad de guiar el estudio de la Palabra, sino también de desarrollar el cuidado pastoral y espiritual de cada uno. Este tipo de división permite que todas las personas se encuentren mejor atendidas, y que la educación se aproxime más a la realidad espiritual de cada uno de los miembros.

Otra de las características destacadas es su flexibilidad. Los miembros se pueden reunir a la hora y en el lugar que les resulte más conveniente, según sus necesidades.

Este tipo de estructura educativa exige que la comunidad capacite a un gran número de líderes laicos, con el fin de que sean capaces no solo de enseñar la Palabra sino también de llevar a cabo una adecuada labor de seguimiento pastoral. Por lo tanto, se convierte en una de las prioridades del pastor y de los demás líderes de la iglesia el desarrollar este tipo de liderazgo laico que lleve a cabo la tarea de conducción de los grupos pequeños. Un sistema de este tipo permite que se desarrollen numerosos dones que, de otra manera, no serían aprovechados ni potenciados, ya que en muchas circunstancias se carece de canales para ponerlos en funcionamiento.

El acompañamiento espiritual

El líder de los grupos pequeños es el responsable de la supervisión espiritual de todos y cada uno de sus miembros. Eso puede realizarse a través de encuentros personales periódicos y sistemáticos, en los que el líder pueda influir sobre aquellos aspectos que considere necesarios para el desarrollo de las personas que se encuentran a su cargo. Continuando con la misma ilustración, las entrevistas personales pueden servir para lograr que cada uno de los miembros del grupo afronte el reto de la evangelización de forma personal e individual.

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