No se nos ha dejado solos. Dios nos ha dado magníficos recursos de gracia. El está activo en nosotros y a través de nosotros para producir lo que nunca pudiéramos producir por nuestra cuenta. El evangelio dice que podemos ser padres con esperanza. Nos dice que podemos crecer, que podemos cambiar, que podemos hacer más y mejor. En esos momentos cuando estemos al final de nuestra fuerza, podemos experimentar su poder para amar, para tener dominio propio, para perseverar, para hacer lo que es bueno, y para hacer amables a pesar de la oposición de nuestros adolescentes.

Dios sabe que somos débiles. Está consciente de nuestro pecado. Y nos ha dado gloriosos regalos de gracia para que podamos ser sus instrumentos de cambio en la vida de nuestros hijos. No podemos entregarnos al desánimo y desesperanza. Cristo nos da razón para tener esperanza. Los regalos de gracia que nos da convierten a los pecadores débiles y fracasados en hijos de Dios efectivos y productivos. Podemos estar firmes en sus metas elevadas con esperanza al considerar la educación de los hijos a través de los lentes de su gracia y su gloria.

En la oscuridad aquella noche después de salir del cuarto de mi hijo, mi mente se dirigió a estos pasajes. Los recité una vez más para mí mismo. Confesé mi desobediencia e incredulidad, y oré por un corazón de fe. Las verdades de estos pasajes renovaron mi esperanza y mi valor. Me ayudaron a dirigirme hacia las metas de Dios. Al acostarme para dormir, ya estaba ansioso para que llegara la mañana. No podía esperar para hablar de nuevo con mi hijo, para expresarle mi amor y para pedir su perdón. Sabía que habría muchos momentos más de desafío y lucha, pero tenía esperanza. Era capaz de mirar todo esto desde el punto de vista de la gloria y la gracia de Dios.

Extracto del libro “Edad de Oportunidad”.

Por Paul David Tripp.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí