Tener propósito y visión

En el ámbito del liderazgo se usan los términos propósito, misión, visión y objetivo con una variedad de significados. Lo importante no es la palabra en sí, sino el concepto que comunica. Lo importante es que el líder sepa hacia dónde va y cómo planea llegar allí. Si alguien no sabe adónde va ni cómo llegar, no puede ser líder.

Una de las tareas primarias de un líder consiste en conocer su propósito y contagiar la visión. El ejemplo de Jesús nos muestra que un líder que alcanza logros tiene bien definido su propósito y sabe cómo lo va a cumplir. Jesús se proyectaba hacia una sola cosa: restaurar la relación entre la humanidad y Dios: El hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). Y desde el principio de su relación con los discípulos los invitó a realizar la misma tarea: … los haré pescadores de hombres… (Marcos 1:17). Jesús siempre tuvo presente su misión y supo trasmitirla con fervor, para hacerla sencilla e irresistible.

Resulta significativo y simbólico que los dos hombres del siglo XVI que le dieron al cristianismo su más dinámica interpretación en relación con el orden secular, el francés Juan Calvino (reformador) y el español Ignacio de Loyola (fundador de la Orden de los Jesuitas), fueran educados más o menos al mismo tiempo, en la misma universidad, y por el mismo maestro. Ambos desarrollaron un profundo sentido de misión personal. La gran pregunta que los motivó fue, y continuó siendo durante toda su vida: ¿Qué quiere Dios de mí, de la iglesia y de la humanidad?

Dios nos eligió porque tiene un propósito, una misión, para nosotros. Y esa misión es muy sencilla: extender el reino de Dios, y hacerlo para su gloria. Dios no nos eligió para que lo pasáramos bien aquí en la tierra, sino para realizar las obras que Dios preparó de antemano para que nosotros hiciésemos (Efesios 2:10). Por supuesto, no hay felicidad mayor que conocer a Dios y glorificar su nombre participando en su plan. El Señor nos da herramientas para contribuir a que venga su Reino, tales como nuestras propias vidas, nuestra vocación, estudios, trabajo, familia, comunidad de creyentes, y demás. Pero todo eso conforma solo los medios, no los fines. El fin es la extensión del reino de Dios.

Tal como lo hemos enfatizado una y otra vez, el líder necesita saber para qué existe el grupo que lidera y de qué modo puede cumplir ese propósito. Muchas personas, organizaciones e instituciones desconocen cuál es su misión. No pueden contestar las siguientes preguntas: ¿Para qué existo? ¿Cuál es mi razón de ser? ¿Hacia dónde voy? Distintos líderes en las iglesias dan por sentado que el propósito está claro, pero nunca se han tomado el trabajo de definirlo en forma específica y por esto no pueden evaluar si se están acercando a la meta o no. Lo mejor es que el líder intente comunicar el propósito o misión de su grupo en un lema que capte su esencia de forma breve.

La iglesia no es de nosotros, es de Jesucristo. Por esa razón él es él quien define su misión Hemos señalado que el propósito de la pastoral juvenil es que los jóvenes piensen y vivan como Jesús. Pero hay muchos pasajes de la Biblia que expresan el propósito del pueblo de Dios en otras palabras:

Cada uno de estos enunciados es correcto; todos indican hacia dónde va la iglesia. Pero, como hemos enfatizado, no basta con saber adónde queremos llegar, necesitamos un destino específico, unos objetivos mensurables. Los objetivos indican hacia adónde queremos ir, qué necesitamos para llegar y cómo seremos cuando lleguemos allí. Tienen un carácter estratégico; son precisos, detallados, a la medida, distintivos y únicos.

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