¿De Qué se Trata?: Les Parrott,  codirector del Centro para el Desarrollo Relacional y  profesor de psicología en la Universidad de Seattle Pacific, nos brinda 5 claves para convertirnos en el tipo de persona que puede construir fuertes relaciones con los jóvenes.

Conocí a Alan, un joven alto de 17 años en un retiro. Nos recostamos a la orilla de una cancha de básquetbol vacía mientras el sol pegaba detrás de la sombra de los árboles. Hablamos por algunos minutos acerca de música, la escuela, deportes y las chicas… Pero luego Alan, quien había crecido en la iglesia y llevaba una vida de limpieza reluciente, me hizo una pregunta sería: “¿Cómo sé que Dios realmente me ama?”
Su pregunta me tomó por sorpresa. ¿Estaba él al borde de una crisis? Me sentí incómodo. Así que traté de compartir algunos versos bíblicos. Algunos postulados teológicos rondaban por mi mente –y algunos inadvertidamente salieron de mi boca. Alan sólo mantenía su mirada perdida en el suelo. Pero luego, entendí, Alan no buscaba una respuesta. Él buscaba una relación –con Dios- ¡pero también conmigo! Su vulnerabilidad era una invitación para conectar, no para exhortar.
“Sé lo que quieres decir”, dije eventualmente. “Yo a veces me pregunto cómo puede realmente amarme Dios a mí también”. Los ojos de Alan se alumbraron. Perdimos la noción del tiempo y hablamos claro hasta la cena. La comida era una atracción menor comparada con la posibilidad de ser conocido en una relación genuina.

Desde ese encuentro con Alan, he conocido a varios adolescentes como él casi en todos los lugares a donde voy –adolescentes que están deseosos de tener relaciones auténticas. Nunca antes los jóvenes han anhelado tanto por relaciones genuinas. ¿Por qué?
Por un lado, sus relaciones en el hogar son generalmente frágiles y fragmentadas. En Estados Unidos, las parejas de casados que tienen hijos ahora nada más ganan hasta el 26% de lo necesario para los gastos de la casa (cuando era 40% en 1970). Y con el incremento de las familias de dos salarios, aún los jóvenes de familias intactas invierten poco tiempo relacional con sus padres.
Hasta las relaciones con los amigos y compañeros se encuentran afectadas. Un tercio de todos los jóvenes pasa al menos 20 horas trabajando por semana en trabajos después de la escuela –dejando poco tiempo para construir relaciones más profundas.

Los jóvenes anhelan relaciones verdaderas porque constituyen el fundamento para la satisfacción en la vida. Un grupo pionero de investigadores recientemente estudió el misterio de todos los tiempos de lo que hace a la gente feliz. Su respuesta no es lo que puede esperarse. Lo que consistentemente aparece en los primeros lugares de las evaluaciones no es el éxito, la buena apariencia, o cualquier otra ventaja envidiable. El absoluto ganador es las relaciones. Las cercanas.

1. ¿Qué se necesita para las sanas relaciones?
Algunas veces lo que sentimos que es una relación no se acerca a lo que un adolescente tiene en mente. Yo solía pensar que bromear, una palmadita en el hombro, o animar con palabras eran formas efectivas de comunicarse. Pero ahora sé que los jóvenes quieren más. Ellos quieren arriesgar la vulnerabilidad, construir confianza, y compartir su alma.
Así que, ¿cómo construimos relaciones que satisfagan profundas necesidades en los jóvenes con quienes trabajamos? Para responder esta pregunta debemos entender cómo se inician las relaciones, cómo se desarrollan, y cómo, a veces, terminan en una confusión de enojo y dolor. También debemos entender cómo ese dolor puede ser muchas veces el camino para una profunda, y más satisfactoria relación.

(CONTINÚA… DALE CLICK ABAJO EN PÁGINAS…)

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí