Crea una atmósfera adecuada

Como mencionamos anteriormente, el proceso educativo no se da en un tubo de ensayo dentro de un laboratorio científico, sino que tiene lugar en un contexto, un ambiente. Este puede influir de forma positiva o negativa en el proceso educativo.

No olvidemos que a menudo para el joven es mucho más significativo e impactante el ambiente en el que se desarrolla el campamento que los contenidos que se impartan en él. Con el paso del tiempo los aspectos intelectuales se diluyen y quedan mayoritariamente las impresiones emocionales. Seguramente nosotros mismos somos incapaces de recordar los estudios bíblicos que nos dieron en los campamentos a los que asistimos durante toda nuestra vida (en algunos casos, realmente muchos). Sin embargo, perduran ciertas impresiones emocionales acerca de lo bien o de lo mal que lo pasamos, y del impacto positivo o negativo que eso tuvo sobre nuestras vidas.

En muchas ocasiones, las impresiones emocionales y espirituales pueden animar, presentar desafíos, estimular y crear convicciones de un modo mucho mayor que los propios contenidos impartidos durante el campamento. En definitiva, podemos afirmar que el ambiente (la atmósfera) puede reforzar o, por el contrario, frenar el proceso educativo. Es por eso que como educadores debemos esforzarnos por hacer de la atmósfera un aliado, y evitar en todo momento que pueda convertirse en nuestro enemigo.

Sugerencias prácticas para que el evento tenga continuidad:

¿Qué puedes hacer para crear, o al menos intentar que se desarrolle, una atmósfera adecuada? Puedes tomar alguna de las siguientes iniciativas:

Una vez lograda una buena atmósfera o ambiente en el retiro, debes esforzarte por mantenerla. Te sugerimos tres ideas sencillas que pueden resultar de ayuda en este sentido:

1) Dosifica durante todo el campamento las sugerencias prácticas arriba mencionadas.

2) Identifica, define y soluciona cualquier problema material, humano, circunstancial u otro, que pudiera romper el ambiente que se ha creado.

3) Ora sin cesar para que Dios permita que la atmósfera del campamento sea la correcta y necesaria.

Crea el «momentum»

El «momentum» es el incremento de sensibilidad emocional y espiritual dentro del desarrollo del campamento. Podemos crear un programa en el que las experiencias y actividades se construyan una sobre otra para ayudar a los jóvenes a llegar a un compromiso determinado con Dios en uno o varios aspectos de su vida cristiana. Su finalidad no es manipular a los jóvenes ni crear momentos emocionales, sino ayudar a cristalizar los desafíos y objetivos que el evento se propone.

Cómo continuar el evento

Como ya se mencionó, un encuentro puede resultar muy positivo para la vida de los jóvenes. Todos conocemos personas que, por haber asistido a uno de ellos, recibieron un gran impacto, maduraron espiritualmente y tomaron decisiones importantes para sus vidas. Hemos visto jóvenes profundamente arrepentidos y con deseos de vivir de un modo totalmente diferente.

Por otro lado, también suele suceder que muchos de esos jóvenes luego se enfríen, o que su entusiasmo y compromiso vaya decayendo con el tiempo. Un observador crítico diría que cuando eso sucede es porque se trató de decisiones de tipo emocional, fruto de una presión ambiental y, por lo tanto, poco serias y superficiales.

Los estudios estadísticos dan cuenta de que la mayoría de los hijos de creyentes que se convirtieron o se dedicaron al ministerio tomaron la decisión en el contexto de un campamento o retiro. Sería presuntuoso afirmar que todas esas decisiones y deseos fueron meramente superficiales. Sin duda, muchos de ellos fueron genuinos y auténticos. Cuando este acercamiento falla, lo más probable es que se deba a una falta de continuidad, de seguimiento o de una ayuda adecuada luego del campamento. El encuentro constituye un paréntesis, un lapso entre dos momentos normales o rutinarios en la vida de los jóvenes. Y precisamente eso es lo que debemos evitar.

Debemos lograr que el campamento, encuentro o retiro no sea un paréntesis en la vida, sino el comienzo de una vida diferente. Si no se desarrolla un programa adecuado de seguimiento de los resultados luego del evento, habremos perdido, desaprovechado, buena parte de los logros.

Un campamento, retiro o encuentro puede ser el inicio de una experiencia que se prolongue en el tiempo. Puede constituirse en un punto de partida, en un arranque. Y es sabido que resulta más fácil aprovechar la inercia que salvar los obstáculos para poner en marcha algo que está detenido.

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