Habiéndonos convencidos de la necesidad del liderazgo y de su propósito, tal y como lo indica la Biblia, tenemos que establecer qué medios están a nuestro alcance para llevarlos a cabo y lograr nuestro fin. Aquí explicaremos acerca de cuatro estilos de liderazgo: 1) estilo autocrático, 2) estilo democrático o participativo, 3) estilo laisser faire o de dejar hacer, 4) estilo de contingencia. Estos son los métodos que los líderes pueden escoger para llevar a cabo el liderazgo.

Cada uno de los estilos tiene un precedente bíblico. De hecho, no solamente existen ejemplos a través de toda la Biblia, sino que también aparecen en el ministerio de Jesús. Así que no se puede descartar ninguno. Sin embargo se trata de paradigmas distintos. Por lo tanto, tu trabajo, el arte de tu liderazgo, será discernir qué estilo de liderazgo constituye el medio más adecuado para cada situación, de modo que avances hacia tu propósito.

Antes de profundizar en los varios estilos de liderazgo, consideremos un poco la historia de las teorías del liderazgo para poder entender el panorama de modo más amplio.

Desarrollo de las teorías de liderazgo

¿Qué es lo que lleva a una persona a ser líder y a otra no? Esta pregunta ha rondado en la mente y los corazones de cientos de investigadores de muy diversos campos de la ciencia. Resulta tan crucial el papel del líder dentro de la sociedad, tan decisiva su influencia en la política, en la iglesia, en la educación, en las empresas, que no es de extrañar que en la búsqueda de sus raíces se invirtieran muchos esfuerzos e ilusiones.

Mucha gente ha intentado dar en el clavo del secreto del liderazgo pero, por desgracia, parece que también muchos han errado. Lo bueno es que aun los que fracasaron han ayudado a desvelar poco a poco, trazo a trazo, el perfil del liderazgo.

Teoría de los grandes hombres.

El primer intento se fijó en la persona del líder: ¿Quién es ese hombre? ¿Qué personalidad tiene? ¿Qué configura su modo de ser? Esta escuela opinaba que si pudieran saberlo o describirlo habrían descubierto el secreto del liderazgo.

Ante sus ojos pasaban los grandes héroes y líderes de la historia, con personalidades fascinantes y únicas, y pusieron todo su empeño e ilusión en analizarlas y estudiarlas. Llegaron a la conclusión de que si lograban descifrar las claves de su personalidad, quedaría al descubierto el enigma. De allí nace la búsqueda de la personalidad ideal como primera teoría del liderazgo, también conocida como teoría de los grandes hombres.

Al considerar la capacidad de liderazgo como innata, los proponentes de esta teoría excluyeron toda estrategia de formación de líderes, ya que de nada sirve la formación y el adiestramiento a aquellos que no han nacido con las cualidades de personalidad propias para el ejercicio de liderazgo.

La idea propuesta por esa escuela se desestimó porque no fue capaz de proporcionar más datos que la pura afirmación de la influencia histórica que habían tenido los líderes estudiados. No se sabía siquiera cuál era la constelación de cualidades de personalidad que ellos mostraban ni si ésta era constante en todos los grandes hombres.

Aunque se ha descartado esta teoría de liderazgo entre los especialistas, hay gente que todavía hoy piensa que un líder no se hace, sino que nace siéndolo. En cambio, la Biblia enseña que Dios no busca grandes hombres para llevar a cabo su plan sino tan solo gente disponible: Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos… a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse (1 Corintios 1: 27, 29).

Cuando piensas que Dios no puede usarte porque eres alguien común, recuerda lo que la Biblia nos dice del gran profeta Elías: Elías era un hombre con debilidades como las nuestras. Con fervor oró que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio. Volvió a orar, y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo sus frutos (Santiago 5:17, 18).

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