Continuemos.

Antes de continuar, veamos una definición básica para cada propósito.

1. Propósito de la Evangelización.

Evangelizar es comunicar las buenas nuevas de Jesucristo a los que todavía no tienen una relación personal con él. Dios decidió usar su pueblo para ayudar a cumplir su plan de salvación. Las últi­mas palabras de Jesús nos hacen recordar que somos llamados a ser testigos suyos (Hechos 1:8).

Evangelizar es un propósito débilmente expresado en muchos ministerios con la juventud. Es difícil de cumplir en el ámbito de un programa, y es una amenaza en el ámbito personal. El liderazgo adulto debe modelar el propósito de la evangelización, si queremos que los estudiantes vean la importancia de esta comisión. Mientras los jóvenes desarrollan su fe, deben aprender que la evangelización no es solo su responsabilidad como creyentes, sino también un pri­vilegio. Cuando este propósito se haga evidente en el ministerio para jóvenes, habrá un crecimiento sustancial. Este crecimiento no dependerá de un programa evangelístico, sino que sucederá al te­ner estudiantes evangelísticos.

2. Propósito de la Adoración.

Definimos adoración como celebrar la presencia de Dios y hon­rarlo con nuestro modo de vivir. Es nuestra razón de existir. En Ro­manos 12:1 se nos dice: «En adoración espiritual, ofrezca su cuer­po como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios». Todo lo que hacemos en nuestro ministerio con la juventud es por amor a Dios y porque deseamos honrarlo y venerarlo con nuestra vida.

En el ministerio con la juventud solemos limitar la definición de adoración a cantar canciones de alabanza. Esta definición es de­masiado limitada. La adoración se expresa en varias maneras: orar (Salmos 95:6), oír la Palabra (Juan 17:17; Deuteronomio 31:11), ofrendar (1 Corintios 16:1-2), bautizar (Romanos 6:3-4), meditar (Habacuc 2:20) y participar en la Cena del Señor (1 Corintios 11:23-26).

3. Propósito de la Comunión.

Después que los jóvenes se convierten en creyentes, generalmen­te por alguna avenida de evangelización personal o programada, se les da la bienvenida a la comunión de creyentes (Efesios 2:19). Dios no pidió que los cristianos vivieran aislados, pero sí en comunión con otros creyentes e identificados con el cuerpo de Cristo. La co­munión verdadera sucede cuando los estudiantes son conocidos, amados, tenidos por responsables y alentados en su peregrinaje espiritual.

Aunque la evangelización puede ser débil en muchos ministe­rios para jóvenes, por lo general el compañerismo es el propósito más fuerte. A menudo, el compañerismo se expresa con tanto ahín­co que los jóvenes cristianos pierden de vista la evangelización y solo se concentran en otros creyentes, excluyendo el mundo de los inconversos de su campo de misión. Estos ministerios con la juven­tud llegan a ser los grupos de jóvenes, grupos exclusivos de cristia­nos, o círculos santos peligrosamente apáticos respecto a los perdidos.

4. Propósito del Discipulado.

Discipular es el término que por lo regular se usa para describir el proceso que edifica o fortifica a los creyentes que desean ser seme­jantes a Cristo. Las Escrituras están llenas de mandamientos para madurar y crecer en la fe. En Hebreos 6:1 se nos exhorta: «Dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez». El discipulado es un proceso de toda la vida que Dios usa para llevarnos a la madurez en Cristo.

En el ministerio para jóvenes, el discipulado puede ser el propó­sito menos recompensando y más nebuloso ya que la madurez espi­ritual es difícil de medir. Esto es especialmente cierto si trabaja espe­cíficamente con jóvenes de 12 a 14 años. Por lo general, dos años en la vida de un adolescente no son suficientes para observar la madurez que ocurre gracias a su trabajo de discipulado. Cuando usted cree que comienza a reconocer algún fruto espiritual, el joven se gradúa de preparatoria.

El discipulado saludable prospera bajo líderes espirituales dis­puestos a hacerlo posible. Constantemente plantan las semillas y riegan la fe de los jóvenes. Todo esto se hace confiando en que Dios hará lo imposible y traerá crecimiento (1 Corintios 3:6-7).

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Ministerio de Jóvenes Con Propósito”

Por Doug Fields

Lee Los 5 Propósitos Para el Ministerio Juvenil 3

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