Cuando estoy tratando que mis adolescentes vean cosas acerca de sí mismos, trato de enfocarme en situaciones concretas, y regularmente hago cinco preguntas:

  • ¿Qué estaba pasando? (Dime acerca de la situación)
  • ¿Qué estabas pensando y sintiendo? (Respuestas del corazón a la situación)
  • ¿Qué hiciste? (Respuestas activas de conducta a la situación)
  • ¿Por qué lo hiciste? (Motivos, metas, deseos que forjaron la respuesta activa)
  • ¿Cuál fue el resultado? (Cómo afecto su respuesta a la situación)

Estas preguntas cambian el enfoque que se tiene en las otras personas y los detalles de la situación en un enfoque en mi hijo. Estas preguntas han sido muy útiles al ayudar a mis adolescentes a considerar lo que Dios quiere vean.

  1. El segundo paso es la confesión. Estoy convencido que uno de los grandes errores que cometemos cuando confrontamos a nuestros adolescentes es que tendemos a hacer sus confesiones por ellos. Irrumpimos en sus cuartos, diciéndoles lo que han hecho y porqué lo han hecho. Cuando hacemos esto, no estamos llevando a nuestros adolescentes a la confesión, lo estamos haciendo en su lugar. De hecho, es peor. Puesto que no hemos intentado abrir sus ojos, en su ceguera espiritual ellos piensan que estamos equivocados. Sienten como si hubieran sido acusados falsamente, y están molestos con nosotros en vez de estar contristados por su propio pecado. En vez de romper la ceguera espiritual, el encuentro tiende a promoverla. Y en vez de que su consciencia sea suavizada, de hecho, se vuelve más dura.

Necesitamos entrar a sus cuartos reconociendo que, en nuestra propia ceguera espiritual, nuestras evaluaciones y actitudes hacia nuestros adolescentes pueden estar equivocadas. Queremos estar dispuestos a permitir que Dios nos corrija cuando estamos buscando corregirlos.

Las palabras inflamadas y duras que somos tentados a usar durante estos tiempos no llevarán al arrepentimiento a nuestros adolescentes, sino producirán lo opuesto. Alejarán con enojo a nuestro adolescente de nosotros y de Dios. Recuerda, ¡Dios está buscando hacer su llamamiento a nuestros adolescentes a través de nosotros! ¿Estamos actuando de una manera que avanza su obra o que se interpone en su camino? Nuestra meta debe ser llevar a nuestros adolescentes a decir declaraciones de confesión.

  1. El tercer paso al dirigir a nuestro adolescente al arrepentimiento es el compromiso. Este paso no debe ser omitido ni dado por sentado. Involucra la promesa del adolescente de vivir, actuar, y responder de una manera nueva. Este compromiso debe ser con Dios y con la gente apropiada. Debe involucrar un giro del corazón como también de la conducta. Este es el corazón de arrepentimiento – una determinación de girar e ir en la dirección opuesta. Necesitamos discutir qué apariencia tendría un nuevo compromiso en la relación y situación particular que el adolescente enfrentará cada día. También, necesitamos ayudarlo a anticipar cuándo será tentado a abandonar su compromiso y a regresar a Egipto.
  2. El paso final del proceso del arrepentimiento es el cambio. El verdadero arrepentimiento siempre resultará en los cambios concretos en la vida del adolescente. De nuevo, necesitamos ser específicos. Necesitamos ayudar a nuestros adolescentes a pensar acerca de las situaciones y relaciones particulares, y cómo harán cosas antiguas de una manera nueva y que glorifique a Dios. Necesitamos recordarles que en Cristo tienen todo lo que necesitan para hacer lo que Dios les llama a hacer. El proveerá una manera para hacer todo lo que pide.

(CONTINÚA… DALE CLICK ABAJO EN PÁGINAS…)

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí