Entender y asumir su rol

Las familias deben entender y asumir su protagonismo bíblico en la educación espiritual de sus hijos, inclusive cuando estos llegan a la adolescencia. De forma continuada, aunque en ocasiones sea necesario amoldarla a las nuevas circunstancias, las familias deben instruir (es decir, comunicar los principios de la palabra de Dios) y ser un ejemplo consistente de lo que significa la aplicación a la vida cotidiana de esos principios bíblicos.

Los padres no deben olvidar que toda situación en la que se encuentran con sus hijos es una situación educativa en la que ellos aprenden, toman nota y valoran el efecto que el evangelio tiene en la vida de sus padres. Por activos o pasivos que sean, los padres siempre están educando, bien o mal, a sus hijos en las verdades del evangelio.

Cultivar su vida espiritual

Los padres deben asumir la responsabilidad de cuidar y cultivar su vida espiritual, como individuos y como matrimonio. Ello significa pagar un precio: invertir tiempo y energía en el desarrollo de su propia vida espiritual, de su caminar diario con el Señor y de su tiempo de lectura, meditación y puesta en práctica de las Escrituras. Deben entender que cuando invierten en cultivar su propia vida espiritual están invirtiendo en la vida espiritual de sus hijos.

Encarnar el evangelio

Los valores del evangelio (el amor, el perdón, la fidelidad, el sacrificio, el servicio, la entrega y otros muchos que se podrían enumerar) se «captan», no se aprenden. En otras palabras, se contagian y se asimilan por simbiosis cuando el adolescente crece en un ambiente en que esos valores se viven y son reales. No creemos que los hijos se vuelvan hacia sus padres en busca de perfección pero sí se vuelven en busca de sinceridad y coherencia. Y esto último, en ocasiones, no lo encuentran.

Contribuir al clima general de la comunidad cristiana

Es muy importante que los progenitores entiendan que invertirán tiempo, dinero y esfuerzo en que su iglesia local sea más santa, se preocupe más por los que no conocen a Dios, esté más centrada en la adoración, más ferviente en la oración, más preocupada por los necesitados, más solícita en obedecer la voz de Dios y más respetuosa de la Palabra. Al hacer esto, están invirtiendo directa y drásticamente en la vida espiritual de sus propios hijos. Contrariamente, cada vez que inhiben el desarrollo de esas características, o que con su mal testimonio contribuyen a destruirlas, están invirtiendo en la ruina espiritual de sus propios hijos.

Una comunidad fuerte, equilibrada y centrada en el Señor será de inestimable ayuda y apoyo para el adolescente en el momento del distanciamiento, en el que, como ya se explicó anteriormente, necesitará desesperadamente de otros marcos de referencia.

Exigir de su congregación una verdadera pastoral juvenil

Los padres deben insistir en que las iglesias locales desarrollen ministerios juveniles equilibrados y coherentes, que realmente puedan satisfacer las necesidades de sus hijos, entendiendo que esto puede implicar su propia participación. No deben desentenderse de esos programas que las iglesias llevan a cabo para sus hijos. Deben supervisarlos de cerca y expresar sus dudas, preocupaciones y sugerencias, y realizar cualquier otro aporte que consideren oportuno tanto para el liderazgo juvenil como para la iglesia, siempre con una actitud de amor y edificación.

Apoyarse mutuamente

Los padres no pueden ser espectadores pasivos; deben orar unos por otros, conversar sobre su situación e interceder de forma continua por sus hijos adolescentes. La intercesión es una de las mejores herramientas que el Señor ha puesto a nuestra disposición para ayudar espiritualmente a nuestros hijos y fortalecernos durante este tiempo de lucha.

Personas con visión deben tomar la iniciativa de organizar reuniones de oración, grupos de apoyo para padres y para los que monitorean a los adolescentes, y todo tipo de actividades que puedan tener una incidencia espiritual sobre sus hijos.

La responsabilidad de los líderes para con los padres

Es nuestra opinión, aunque no la comparten todos los que trabajan en la pastoral juvenil, debe existir una buena y fluida colaboración entre los responsables del ministerio juvenil y los padres de los jóvenes con los que se está trabajando. A lo largo de estas páginas iremos tratando ciertos aspectos importantes de esta relación: 1) entender los tipos de padres; 2) mantener una buena comunicación con ellos; 3) entender el papel del líder; 4) involucrar a los padres en el ministerio; 5) ministrar a los padres.

Extracto del libro “Raíces” .

Por Félix Ortiz.

Lee Para Líderes – Los Tipos De Padres

 

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