La variedad también está presente en la Escritura. No tenemos un único evangelio, tenemos cuatro, que nos presentan diferentes matices de la persona de Jesús. No tenemos una única teología, sino varias que se complementan. Es el mismo apóstol Pablo el que una y otra vez enfatiza la variedad dentro del cuerpo. Somos un único cuerpo pero con muchos miembros, dotados todos ellos de diferentes dones. Lo interesante es que Pablo indica que esa variedad es premeditada y señala que el Espíritu Santo ha repartido los dones como bien le ha parecido (1 Corintios 12:4-11).

La Biblia misma se hace eco de la singularidad del ser humano. El Salmo 139:15-17 nos muestra a Dios creando de forma específica a cada persona. Lo vemos estableciendo una relación singular e irrepetible con los diferentes personajes bíblicos. Jesús, el Maestro, trató de forma personalizada a cada uno de los individuos que encontró a lo largo de su ministerio. No todos estaban en el mismo nivel, no todos necesitaban lo mismo, no todos fueron ministrados de la misma forma. Por último, no olvidemos que Dios nos ha llamado a la salvación de forma individual, personal y diferente a cada uno de nosotros.

La implicación de todo esto es que cada joven tiene su propia idiosincrasia e historia personal. En cada uno de los muchachos y muchachas con los que trabajamos convergen una serie de factores múltiples que condicionan y hacen diferente la respuesta de cada uno de ellos al Señor y a su llamamiento de seguirle. Consideremos algunos de ellos:

La pregunta que, como educador, quisiéramos plantearte es la siguiente: ¿Existe una única talla para vestir a tantas personas como hay en el mundo? ¿Podrías pensar, al recorrer los grandes almacenes, que encontrarás única y exclusivamente una talla a la que deberán adaptarse todos los potenciales clientes? Suena ridículo ¿verdad? Pues así de ridículos resultan en ocasiones nuestros esfuerzos educativos por no tener en cuenta la variedad y singularidad de cada muchacho y muchacha. Es cierto que todos los jóvenes tienen una necesidad: vestirse. Pero cada uno usa una talla diferente, no lo olvides.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

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