La meta es lograr que tu adolescente se mire a sí mismo. Necesitarás hacer buenas preguntas que no puedan ser contestadas sin examinar su propio corazón. Evita hacer pronunciamientos acerca de lo que hizo el muchacho, porqué lo hizo y qué es lo que sacara de ello. Evita convertir una discusión sobre elecciones y decisiones en otro sermón, en el que predicas apuntándole con el dedo, con el rostro enrojecido y una voz fuerte mientras él permanece silenciosamente sentado, esperando que te vayas. Si constantemente manejamos las cosas de esta manera, no tardará mucho antes de que nuestros adolescentes determinen evitar estas «pláticas» a cualquier costo y sientan una especie de temor cuando nos acerquemos a sus recámaras. Algunas veces nosotros mismos hemos llevado a nuestros adolescentes al silencio que decimos odiar tanto.

  1. Se persistente. No te conformes con gruñidos, gemidos, inexistencia de contacto visual, silencios, y un «sí» o «no» que se den sin explicación. Se positivo, amigable y alentador, pero se persistente. Unos cuantos adolescentes te cerrarán la puerta. A menudo los adolescentes tienen muchas preguntas y mucho qué decir, pero no dirán nada a menos que se les de la oportunidad de hablar con alguien que realmente muestre interés en escuchar. Busca a tus adolescentes y con paciencia involúcralos en una conversación. No tomes a pecho su resistencia, pero reafirmarles tu amor y compromiso. Asegúrate de que entiendan que la conversación que están teniendo no se trata de atraparlos haciendo lo malo y asignando el castigo, sino acerca de ayudarlos a identificar y a hacer lo que es correcto.
  2. Ayuda a tu adolescente a determinar si está tratando con un asunto de límites claros o con un asunto de sabiduría. Discute la diferencia entre los dos tipos de asuntos. Si estás tratando con una asunto de límites claros, discute con él la naturaleza de la verdadera convicción bíblica personal. Asegúrate de que esta conversación no se quede en lo abstracto, sino en el contexto de las circunstancias particulares en las que se encuentra. Si juntos determinan que están lidiando con un asunto de sabiduría, entonces hagan una lluvia de ideas acerca de los pasajes, principios y perspectivas que se podrían aplicar. Comparte ejemplos de tu propia vida de cómo buscaste ejercer sabiduría bíblica al tomar decisiones.
  3. No trates de decirle a tu adolescente en una conversación todo lo que has aprendido. Al hablar, se sensible a cómo estás siendo recibido. ¿Está tu adolescente participando con disposición y activamente? ¿O está tratando de terminar la conversación para salirse de cuarto? ¿Has hablado demasiado de tal manera que has perdido su atención? Recuerda, vives con tus hijos y tendrás otra oportunidad para hablar de esto nuevamente. Sé sabio, habla con unas cuantas palabras bien pensadas y estratégicamente ordenadas. Recuerda, tu meta no es demostrar que eres muy sabio, sino enseñar a tu hijo a pensar y a vivir sabiamente. Esta oportunidad presente no será la última. Aprovecha el momento, pero date cuenta de que tendrás muchos más.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

2 COMENTARIOS

  1. Gracias a Dios q ustedes tienen esa sabiduría adquida por Dios para alimentarnos con su devocional
    La verdad es una bendición

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