Lo interesante es que fueron los propios suizos los que inventaron el movimiento del cuarzo electrónico en su instituto de investigación en Neuchatel, Suiza. No obstante, cuando los investigadores suizos presentaron esta revolucionaria idea ante los fabricantes suizos en 1967, fue rechazada. Tan seguros estaban esos fabricantes suizos de la decisión que habían tomado, que permitieron que sus investigadores exhibieran su inútil invento en el congreso mundial de relojería de aquel año. Seiko le echó un vistazo y el resto ya es historia.

Como dice Toffler, en el pasado el cambio tenía lugar a un ritmo mucho más lento. Nos dábamos el lujo de hacer proyecciones de largo plazo y elaborar planes con cierto grado de certidumbre. Pero en la actualidad, el ritmo del cambio se acelera en forma exponencial, y los virajes se producen con tal rapidez que resulta difícil hacer predicciones, y menos con exactitud. Podemos contar con que, ciertamente, el cambio drástico seguirá desafiando nuestro entendimiento y continuará removiendo las bases del mundo que nos rodea, en todos los aspectos. Cualquier cosa que hagamos y dondequiera que la hagamos, todo (estilos de trabajo, condiciones económicas, tecnología, estructuras corporativas, comunicaciones globales, estilos de vida, responsabilidades ambientales) va cambiando a un ritmo vertiginoso.

¿Cómo te sientes cuando en el mar, una ola gigante te toma desprevenido? ¿Te ha tocado hundirte en ella, sentir que la arena raspaba tu espalda, tragar agua, golpear la cabeza contra otra persona a la que también la ola ha revolcado? Imagina tres, cuatro o cinco olas como esa. A muchos de nosotros nos sacuden las diferentes olas de cambio y nuestra impresión es que en la caída no estamos muy seguros de terminar bien parados.

Hasta hace pocos años, aquellos que lideraban organizaciones, instituciones, proyectos y actividades actuaban bajo el supuesto de disponibilidad de recursos y tiempo para llevar adelante sus objetivos. Pero desde hace ya un tiempo, las nuevas tecnologías y la aceleración del cambio les requieren esfuerzos sin precedentes a todas las organizaciones, para darles la posibilidad de sobrevivir,. Alguien ha dicho: Solo aprovecharán el cambio, en vez de verse sorprendidos por él, aquellos directivos que aprendan a prever e incluso inventar el futuro.

Los que ejercen un liderazgo dentro de este contexto de cambios tienen que actualizarse de forma constante. En la década del 90 se decía que el conocimiento acumulativo de la humanidad se había duplicado durante la década del 80 y se duplicaría nuevamente cada cinco años. Eso significa que si uno, en la década del 70, necesitaba leer al menos 10 libros para concentrar la totalidad del conocimiento referido a la consejería bíblica, por ejemplo, serían 20 los que se necesitaran leer en la década del 80, 40 en los primeros cinco años del 90, 80 en los segundos cinco y 160 en los primeros cinco años del nuevo siglo.

Y no sólo ha cambiado el contenido de lo que hace falta saber. Los antiguos métodos, que daban buen resultado en un mundo de ritmo más lento, ya no son eficaces. Para afrontar los nuevos retos no podemos atenernos a lo comprobado y verdadero porque lo comprobado ayer ya no tiene validez hoy. Necesitamos una nueva forma de pensamiento, una forma que constituya un alejamiento radical del pasado.

Los líderes que se adhieren a las fórmulas convencionales no sólo perderán grandes oportunidades sino que también verán a sus organizadones remar contra la corriente. Para desarrollar un liderazgo eficaz hoy, el líder necesita de un cambio fundamental de mentalidad: tan radical como la magnitud, el nivel y el ritmo del cambio actual.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

Lee Para Líderes – Jesús: Un Líder de Cambio

 

 

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