Continuemos.

Como una nota secundaria, permítanme agregar esto. Muchos trabajadores de jóvenes concluyen erróneamente que si ellos aman a los chicos, y entienden el ministerio juvenil, eso es todo lo que necesitan. Mientras esto sea verdad hasta cierto punto, la realidad es que tú necesitas estar bien instruido en teología, filosofía, e historia de la iglesia. Tú no puedes solo dejar pasar esos cursos, pensando que no importan. Una vez que llegues al campo y comiences a trabajar con adolescentes, estarás asombrado de las preguntas que te van a hacer, buscándote para que des respuestas. Si tú no has hecho muchas de las mismas preguntas, y encontrado tus propias respuestas, será difícil ayudarlos a encontrar respuesta para ellos mismos.

Las respuestas que ofrecemos deben ser para mantener el desarrollo de los estudiantes. Las primeras preguntas del estudiante joven serán manejadas con respuestas simples relativamente. Pero las preguntas más difíciles de los estudiantes a las edades de final de secundaria y la universidad requerirán respuestas más elaboradas. Pero en cualquier caso, el adolescente necesita la seguridad de saber que otros han tenido las mismas preguntas y las respuestas satisfactorias que están disponibles.

Tercero, debemos proveer una verdadera experiencia cristiana para el adolescente. Aunque la duda es un asunto intelectual, los adolescentes son muy orientados por la experiencia. Si ellos pueden sentir la verdad del cristianismo en su familia, iglesia y grupo de jóvenes, ellos tendrán una base que trascienda sus preguntas intelectuales. Una fe de primera mano, una que ellos hayan experimentado y no sólo por sus padres, es esencial. Esta es la razón de por qué los proyectos de misión y servicio son necesarios en un ministerio juvenil. También, debemos usar las cosas con las que están familiarizados para ayudarlos a entender el Evangelio. Cuando comenzamos con lo familiar, las cosas tangibles de la vida, entonces los estudiantes pueden dar el salto al mensaje del Evangelio.

Cuarto, necesitamos ayudar a los adolescentes a aprender cómo integrar su fe a su vida diaria. Muchos adolescentes tienen grandes dificultades para relacionar su vida espiritual con otras áreas importantes de su vida, como el hogar, la escuela, el trabajo, las relaciones, y la vida amorosa. Uno de nuestros principales trabajos es dar a nuestra gente la oportunidad de comprender como su fe pertenece a todas las áreas de su vida. No queremos que ellos terminen con una fe dividida en sectores.

Quinto, necesitamos ayudar a nuestros adolescentes a actuar en su interés natural espiritual. Debido a que su desarrollo moral, intelectual y de fe, está en un estado de cambio constante, nosotros algunas veces suponemos erróneamente que no hay interés en las cosas espirituales.

Esto es un error. Aunque haya mucha duda y aún inconsistencia en el estilo de vida, los adolescentes están muy interesados en la espiritualidad. Nuestra meta es facilitar el movimiento de una fe no-propia a una fe propia que está madurando en Cristo. De hecho, la razón por la que sigo en el ministerio de jóvenes es porque creo que cuando a los adolescentes se les da la forma correcta de oportunidad, ellos harán decisiones para toda la vida y el discipulado en una manera más fuerte que cualquier otro grupo de edad.

Por James K. Hampton

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