¿De Qué se Trata?: Un artículo que te muestra la necesidad de mantenerte actualizado en tu trabajo con adolescentes y jóvenes.

 

Un chico de 11 años me preguntó cuándo fue la última vez que practiqué el sexo oral. Este chico junto con sus compañeros de clase tenían preguntas que yo nunca pensé que muchachos de 11 años me harían.
Todo empezó cuando decidí solicitar la certificación como maestro sustituto para poder enseñar en las escuelas públicas en la área de Miami.
Mi experiencia en las escuelas públicas ha sido sorprendente para mi educación en la cultura juvenil. Hacía dos años que no entraba en el campus. He aquí algunas sugerencias que espero que provoquen cierta inquietud en tu ministerio juvenil.

1. La cultura juvenil cambia tan rápidamente que no puedo esperar ser relevante sin que sea un estudioso consistente de la cultura juvenil. En otras palabras, no puedo darme el lujo de no conocer y no estar al tanto de los cambios culturales que están sucediendo a mi alrededor.

Sería excelente que leyeras el libro de Josh McDowell, «La Nueva Tolerancia», y el libro de Charles Colson, «¿Y Ahora Cómo Viviremos?».

2. La esperanza para nuestros jóvenes se encuentra en alcanzarlos individualmente. El concepto del grupo de jóvenes debe ser conocer a cada joven por nombre y conocerlo suficientemente para no sólo saber su nombre, sino además saber cuáles son sus necesidades. Después de lo que he podido ver en las escuelas en los últimos dos meses, creo más en alcanzar a los jóvenes uno por uno que en alcanzarlos como un grupo colectivo.

3. El compromiso de alcanzar a la gente joven con el evangelio me debe llevar a las escuelas. Creo que se debe escribir en la constitución que todo líder juvenil o pastor de jóvenes que sirva como maestro sustituto en las escuelas públicas. El ser soldado en éstas le abrirán los ojos a las realidades que los jóvenes viven diariamente. Esto es lo que yo aprendí.

4. Nunca debemos olvidarnos de la importancia de las relaciones saludables con nuestros jóvenes. El hecho de que los jóvenes te conozcan y que tú los conozcas crea una credibilidad muy valiosa. Recuerda que si tus jóvenes no tienen amigos en la iglesia, posiblemente nunca se quedarán.

5. Pídele a Dios que te ayude a entrar a las escuelas. Y alcanzar a los jóvenes a través de relaciones saludables y centradas en nuestro Dios.

Jeffrey D. De Leon

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