Es preciso brindarles a los jóvenes estímulo y reconocimiento

En su libro El gerente al minuto, K. Blanchardy y S. Johnson hablan acerca de la importancia de detectar a la gente que hace algo positivo. Tal vez esto merezca un poco de explicación. La idea que plantean estos dos autores es que los seres humanos tenemos la terrible tendencia a fijarnos siempre en lo negativo que hacen los demás. Todos nuestros esfuerzos van dirigidos a buscar aquello que fue mal hecho. Sucede cuando escuchamos un sermón, cuando evaluamos la alabanza de una reunión, cuando asistimos a una actividad que llevan a cabo otras personas. Estos autores proponen algo diferente: que hagamos un esfuerzo por encontrar siempre algo positivo acerca de las personas, un motivo por el que podamos reconocerlas, animarlas y alabarlas sinceramente.

Cuando Félix leyó este concepto, le pareció muy importante, especialmente porque es padre de dos jóvenes y responsable de un grupo juvenil. Él se dio cuenta de que debía desarrollar sensibilidad para apreciar lo positivo que, sin duda, sus hijos y todos los jóvenes sin excepción hacen y tienen. Es necesario que reparemos nuestro «radar» para poder captar ese tipo de cosas. Programarnos para ya no captar lo negativo y poder concentrarnos en una búsqueda activa de lo positivo.

Hay un proceso que funciona de la siguiente manera: El reconocimiento y el estímulo producen satisfacción y gratificación. Y estas producen un aumento de la motivación para continuar asumiendo nuevas responsabilidades.

Tal vez haya aquellos que piensen que no se deben prodigar alabanzas por las cosas bien hechas, ya que eso puede llevar a las personas al orgullo o a la vanidad espiritual. Queremos recordarles que la motivación es algo bíblico. Viene a la mente una parábola en la que Jesús acaba con las siguientes palabras: «¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más». ¿Ves la total similitud con el proceso que acabamos de describir?

El asumir metas y lograr objetivos produce en los jóvenes una motivación que se ve reforzada cuando reciben el reconocimiento de una persona emocional o espiritualmente significativa para su vida.

Punto de reflexión

¿de qué forma puedes proveer estímulo y reconocimiento a los muchachos y muchachas con los que estás trabajando?

Enseñemos a los jóvenes a hacer las cosas

Muchos ministerios juveniles se han especializados en la exhortación. Es decir, en explicarles a las personas lo que deben hacer. Pero cuando la exhortación no va acompañada de una demostración sobre cómo hacerlo se produce una desmotivación profunda. Lo único que conseguimos es aumentar la culpabilidad, ya que la gente es consciente de lo que debería hacer. Pero es posible que no sepa cómo llevarlo a cabo. Pocas cosas provocan tanta frustración como el hecho de no saber cómo llevar adelante aquellas cosas que sabemos que debemos hacer.

Este ejemplo te puede ayudar. Si reunión tras reunión exhortas a tus jóvenes a la evangelización pero nunca les explicas cómo pueden hacer para transmitir su fe, la frustración y la desmotivación se producirán como resultado natural. En cambio, una exhortación seguida por una demostración puede motivar y proporcionar seguridad. Si les explicamos, o aún mejor, les mostramos a los jóvenes cómo llevar adelante las cosas, plantamos en sus vidas semillas de motivación que el Espíritu Santo puede utilizar para producir fruto.

Piensa en el ministerio de nuestro modelo, Jesús, y comprobarás que en él la exhortación y la demostración iban siempre de la mano. No sólo les dijo a sus discípulos que debían orar, conocer a Dios, preocuparse por los necesitados, servir, y cosas semejantes, sino que con su propia vida lo demostró de forma fehaciente.

Punto de reflexión

¿Qué puedes hacer para que tu exhortación vaya acompañada de demostración?

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