Sensación de inseguridad del pastor y los líderes

Las nuevas ideas, las nuevas maneras de enfocar el ministerio, los cambios profundos en la estructura del trabajo juvenil, el proceso de descentralización en grupos pequeños, y otras cosas, pueden provocar en el pastor o en algunos de los líderes una sensación de inseguridad hacia todo aquello que tal vez no entienden o que sienten que probablemente no sean capaces de controlar y puede escapárseles de las manos.

Puede darse el caso de que los líderes sientan temor, consciente o inconscientemente, y preocupación ante la aparición de un líder que pueden percibir como un futuro competidor o una amenaza. La naturaleza humana es muy complicada y ninguno de nosotros está a salvo de ese tipo de temores, por muy irracionales o poco espirituales que puedan parecer.

Otra realidad es que no resulta improbable que en ciertas iglesias el pastor o el liderazgo adulto tenga poca capacitación ministerial, y que todo lo aquello que se salga de sus esquemas mentales, espirituales y ministeriales sea mirado con desconfianza y temor.

De nuevo, la sabiduría del líder de jóvenes resulta fundamental para que se puedan superar y deshacer esas barreras. Aquí presentamos algunas pautas practicas:

  1. Muestra una clara actitud de humildad y respeto hacia los líderes adultos. Su falta de preparación o de visión no justifica una pérdida de respeto hacia ellos y su ministerio.
  2. Manifiesta de forma explícita tu reconocimiento hacia la autoridad del liderazgo y del pastor. Creemos que eso puede ayudar a disipar los posibles temores que el pastor tenga hacia el líder juvenil que avanza con demasiado ímpetu, empuje y nuevas ideas.
  3. No presiones para que te permitan llevar a cabo los cambios. Tienes que tomarte todo el tiempo que consideres necesario para explicar la visión una y otra vez, haciendo mención de los principios bíblicos, del modelo de Jesús y de la necesidad de que los líderes adultos estén al tanto de todo lo que se pretende hacer. nota: es muy importante que esto no se convierta en un enfrentamiento personal ni ministerial.

Filosofía de ministerio diferente

Hay situaciones en que el liderazgo adulto y el pastor tienen una diferente visión y concepción del ministerio y, por lo tanto, no estarán dispuestos a permitir ningún tipo de cambios en la forma en que el trabajo con los jóvenes se lleva a cabo.

Sin duda ese es un caso muy difícil. El líder debe echar mano a los consejos dados con anterioridad, volviendo a explicar la base bíblica, subrayando los beneficios que se producirán en el trabajo con los jóvenes y señalando la importancia de seguir el modelo de Jesús. Debe dejar muy claro que no se pretende destruir nada, sino, por el contrario, favorecer un mejor servicio y ministerio hacia los jóvenes, y pedirles a los líderes adultos que apoyen y participen.

Ahora bien, la realidad enseña que es imposible llevar a cabo un ministerio juvenil basado en principios, en los cuatro acercamientos educativos y que siga el modelo de Jesús, sin contar con el apoyo activo, o al menos la tolerancia, del pastor y los líderes adultos. Si esa condición no se da, el trabajo del líder de jóvenes resultará imposible y derivará en enfrentamientos que acabarán dañando a los líderes, a la comunidad y aun a los propios jóvenes.

Por triste y difícil de admitir que sea, un líder debe reconocer esta imposibilidad y plantearse seriamente la posibilidad de buscar otro lugar de ministerio. Según nuestra convicción, es preferible adoptar la actitud de Pablo y Bernabé y separarse como amigos antes que ser piedra de tropiezo y provocar conflictos dentro de la iglesia local.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

Lee Para Líderes – Contra una Estructura Inflexible 1

 

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