Enseñar al adolescente a entender e interactuar redentoramente con su cultura.

El propósito de esta meta es crecer hijos que sean totalmente capaces de interactuar con su cultura sin llegar a ser esclavizados por los ídolos de la misma. Y el propósito de la interacción no es el placer y la satisfacción personal, sino la redención de su cultura para Cristo. Mateo 5:13-16 nos da las bases bíblicas para esta estrategia.

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

En su asimilación, la familia Jones ha olvidado su calidad de sal, y en su aislamiento, la familia Smith ha escondido su luz. Lo que queremos es enseñar a nuestros hijos a no hacer ninguna de estas dos cosas, sino a moverse hacia delante, estar involucrados, protegidos por la verdad y listos para redimir. La estrategia de interacción redentora tiene dos objetivos fundamentales. Primero, queremos que nuestros adolescentes conozcan y entiendan a fondo la verdad de Dios como una protección para no ser absorbidos por la cultura. Segundo, queremos enseñarles qué significa vivir la verdad en la vida diaria y práctica, de tal modo que su vida apunte hacia su Padre celestial.

Estos dos objetivos nos dan la cara interna, externa y ascendente de la vida cristiana en un mundo caído. La cara interna es un compromiso personal con la verdad que protegerá a nuestros adolescentes de las falsedades e ídolos engañosos y sutiles de la cultura a nuestro alrededor. La cara externa es vivir de tal modo que inclusive cuando no estén interactuando verbalmente con la cultura, ellos sean un testimonio de la realidad de Jesucristo por la manera en que viven. Y la cara ascendente es que todo esto se hace para que la gente de gloria debida a Dios el Padre. No debemos tener miedo de establecer metas elevadas, y no debemos permitir que el plan sea establecido por la reticencia de nuestros adolescentes. Estos objetivos no se lograrán en un solo evento, pero se pueden lograr a medida que el Espíritu Santo fortalece tu compromiso fiel y cotidiano de usar las oportunidades que Dios te da para preparar a tus adolescentes para ser pueblo de Dios.

Permíteme sugerir cinco estrategias para preparar a tus adolescentes para interactuar redentoramente con su cultura.

Prepararse. El primer paso es establecer en nuestros adolescentes una perspectiva bíblica de la vida. Muchas familias cristianas tienen años de practicar devociones familiares sin enfoque. Lo que los hijos reciben durante estos momentos no es del todo sin mérito, pero podría ser mucho mejor si los padres tuvieran como meta el establecimiento de una cosmovisión bíblica. Sin esto, los hijos terminan familiarizados con todas las historias cristianas populares y con conocimiento doctrinal al azar, pero nada de esto se ensambla en un sistema útil de verdad que refleje el pensamiento de Dios acerca de la vida. El propósito de toda instrucción bíblica familiar debe ser que nuestros hijos estén “enteramente preparados para toda buena obra” (2 Tim. 3:17). Todo lo que aprendemos de la Escritura debe ser adherido a un sistema bíblico de pensamiento. Esto puede lograrse haciendo varias preguntas cada vez:

  • ¿Qué enseña este pasaje acerca de Dios, su carácter, y su plan?
  • ¿Qué aprendemos acerca de nosotros mismos, nuestra naturaleza, nuestra lucha y el propósito de nuestras vidas?
  • ¿Qué es lo que este pasaje nos enseña acerca de lo que está bien y mal, de lo que es bueno y malo, y lo verdadero y falso?
  • ¿Qué instrucción hay aquí acerca de las relaciones, acerca del amor, la autoridad, etc.?
  • ¿Qué enseña este pasaje acerca de la vida, su significado y propósito?
  • ¿Qué enseña este pasaje acerca del hombre interior, del corazón y de cómo funciona?
  • ¿Qué hemos aprendido de este pasaje que nos dirige en cuanto a cómo vivimos y tomamos decisiones?
  • ¿Cómo este pasaje nos ayuda a entender y criticar nuestra cultura? Al enseñar a nuestro hijos a formular y responder estas preguntas, les estaremos mostrando cómo usar las cosas que leen en la Biblia para pensar acerca de sus propias situaciones prácticas de la vida. El conocimiento de la verdad les ayudará a aprender a estar en el mundo, pero no ser del mundo (Ver la oración de Cristo en Juan 17:15-18)

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