Esperé su respuesta. Me dijo, «Creo que tienes razón. Creo que hay momentos que es un tanto difícil hablar conmigo. Sólo siento que ya debo tener mi propia vida y tomar mis propias decisiones. Algunas veces me parece que ustedes se olvidan cuántos años ya tengo. Pero se que todavía necesito tu ayuda, e inclusive cuando no la deseo, debo aceptarla». Lo siento, se que les he hecho la vida más difícil últimamente». Le dije, «Te perdono. No queremos tomar las decisiones por ti, y no queremos tratarte como un niño; pero sí sentimos que hay maneras en las que todavía nos necesitas, y estamos comprometidos a proporcionarte la ayuda que Dios nos ha llamado a darte. No podríamos amarte y hacer algo menor que esto. Te amo». Me respondió, «Yo también te amo» y salí de cuarto.

Esto es lo que estás buscando. No estás buscando adolescentes perfectos, que hagan todo en el momento correcto y en la manera correcta. ¡No! Estás buscando que tu adolescente sea lo suficientemente maduro como para darse cuenta que todavía no es un producto terminado, y debido a su perspectiva precisa acerca de sí mismo, sea capaz de recibir la ayuda que le ofreces.

Una perspectiva apropiada de las cosas.

Ya hemos mencionado que vivimos en una cultura intensamente materialista que en verdad adora y sirve a las cosas creadas en vez del Creador. «El ganador es el que tenga más juguetes», con esta frase alguien capturó la cultura materialista del occidente. Tendemos a definir el éxito en términos del tamaño de la casa de la persona y el modelo y lujo de su carro. Las etiquetas que solían estar cosidas en el interior de la ropa, ahora aparecen por fuera y con letras gigantes, anunciando nuestro buen gusto y afluencia. Sería ingenuo pensar que nuestros adolescentes pueden respirar el aire de esta cultura materialista sin absorber sus valores.

Como padres debemos buscar señales de una preocupación desordenada por las cosas materiales. Estas preguntas te ayudarán a reconocer las señales. ¿Tiene tu adolescente una mentalidad del tipo «tengo que tener . . .»? ¿Tiene un corto período de contentamiento, moviéndose con rapidez al siguiente deseo? ¿Tiende a evaluar a las personas en términos de su apariencia y ropa,

asociándose sólo con los que cumplen sus estándares de apariencia? ¿Tiende a describir sus metas futuras en términos materialistas y monetarios? ¿Tiende a sentirse feliz contigo y su vidas cuando está rodeado de las cosas que desea? ¿Tiende a adoptar todos los caprichos culturales actuales? ¿Cómo usa el dinero que le das y el dinero que gana? ¿Tiene un espíritu dadivoso, usando su dinero para servir a otros y al Señor?

Un adolescente que está madurando será agradecido por las cosas que tiene, pero también estará aprendiendo que la vida no consiste en la abundancia de sus posesiones. Al mismo tiempo, será un buen mayordomo de las cosas que Dios le ha dado, y será alguien a quien se puedan confiar las posesiones de otros. Tendrá un sentido de la manera apropiada de usar y pensar acerca de las cosas que Dios ha provisto.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

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