Separa el tiempo para entrar al mundo de tu adolescente. Entérate de las cosas que enfrenta a diario, conoce cómo está lidiando emocional y espiritualmente con esas experiencias, conoce en dónde está siendo tentado y en qué ha sucumbido. Entiende cómo ve sus mundos del hogar, escuela, trabajo y entretenimiento. Permítele saber que su mundo y la manera en que lo experimenta es algo importante para ti. Encuentra maneras de dejarle saber que estás en sintonía, que lo entiendes y que tienes interés en él. Cuando te diga que no lo entiendes, dile que lo amas y que quieres entenderlo. Pídele que te explique lo que necesita ser explicada para que tú puedas entender. Pídele que no se frustre cuando piense que no lo entiendes, sino que te ayude para que puedas entender.

Los adolescentes cuyos padres los han aceptado con la gracia de Cristo, que han encarnado el amor de Cristo, que se han identificado con ellos como Cristo lo hizo, y que han entrado en su mundo adolescente siguiendo el ejemplo de Cristo, no estarán tratando de salirse del hogar tan pronto como puedan. En lugar de eso, serán atraídos por el amor y la gracia poderosos que han sido su experiencia diaria. Tenderán a atesorar la única relación humana en la que han sido consistentemente amados cuando no lo merecían. Esto les dará a sus padres la libertad y el tiempo para prepararlos un poco más para su entrada al mundo donde estarán con Dios por su propia cuenta.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

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