Antes de definir el término madurez, es importante notar que la Biblia presenta la madurez como una meta de toda una vida. Dios todavía está obrando en nosotros como padres, llevándonos hacia la madurez en Cristo. Tus adolescentes no saldrán de la casa como productos concluidos. Entonces, ¿Qué estamos buscando aquí? Conforme nuestros hijos se preparan para salir del hogar, queremos ver las semillas de madurez en sus vidas. Si las semillas están allí, sabemos que continuarán creciendo cuando hayan salido de nuestro cuidado paternal. No te desanimes mientras examinamos estas metas. Nuestro trabajo no consiste en completar la cosecha final, sino en plantar semillas de madurez en nuestros hijos. Dios los regará y hará crecer.

Muchos padres me han preguntado cómo pueden saber si sus hijos están listos para salir del hogar. Es una buena pregunta, misma que necesita ser preguntada durante toda la vida del hijo para que el estar listo se convierta en una meta hacia la cual trabajemos. Necesitamos definir en términos prácticos lo que es estar listo para que se vuelva nuestra meta funcional. No puedes producir algo que no entiendes.

Lo que estamos preguntando realmente es cómo es la madurez bíblica. Pablo nos da un resumen maravilloso en Colosenses 1:9-14:

“Por esta razón también nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y plena comprensión espiritual; para que andéis como es digno del Señor, a fin de agradarle en todo; de manera que produzcáis fruto en toda buena obra y que crezcáis en el conocimiento de Dios; y que seáis fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia, para toda perseverancia y paciencia. Con gozo damos gracias al Padre que os hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. El nos ha librado de la autoridad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo amado, en quien tenemos redención, el perdón de los pecados”.

Seis características forman la oración de Pablo por la madurez de la Iglesia en Colosas. Esto se convierte en una definición funcional maravillosa para nosotros al estar evaluando a nuestros adolescentes y su inminente emancipación de nuestros hogares. Recuerda que estas son metas para toda la vida. Al considerarlas recuerda que se trata de inicios, no de productos consumados en la vida de tus hijos.

Sensibilidad a la voluntad revelada de Dios.

Es difícil pensar en algo que sea más importante para nuestros adolescentes que una sabiduría que les provea un conocimiento de la voluntad de Dios en las situaciones variadas de la vida. Los adolescentes tienden a vivir con una burbuja alrededor de su cabeza – todo lo que parecen experimentar es lo que piensan y lo que desean. Cuán importante es que obtengan una visión de algo más grande que su propia felicidad; es decir, vivir para la gloria de Dios, aunado a un deseo de conocer cómo se aplican los principios de la Escritura a la vida diaria.

Vida piadosa funcional. Pablo ora para que vivan “como es digno del Señor, a fin de agradarle en todo; de manera que produzcáis fruto en toda buena obra” ¡Qué meta para nuestros adolescentes (y para nosotros)! No es que estén de acuerdo en ir a la iglesia con nosotros, no es que no consuman drogas o alcohol, no es que tengan un empleo y les vaya bien en la escuela. Estas metas no son lo suficientemente altas para Pablo, y tampoco lo deberían ser para nosotros. Necesitamos creer que Dios, por su Espíritu, puede producir en nuestros adolescentes un deseo de agradar al Señor en todo lo que hagan. No debemos estar satisfechos con algo menor que esto.

Crecimiento espiritual progresivo.

Deseamos ver a nuestros adolescentes crecer diariamente en el conocimiento del Señor. Debemos querer mostrarles que cada situación en la vida es una oportunidad para conocer mejor a Dios y su Palabra. Necesitamos preguntar, “¿Son moldeables, están buscando, son humildes, están aprendiendo sus lecciones espirituales?” Si es así, veremos el fruto del crecimiento en sus vidas. Veremos como la fortaleza reemplaza la debilidad, veremos la sabiduría reemplazando a la necedad, veremos el valor que da la fe reemplazando la duda y temor, veremos la gratitud reemplazando el egoísmo y descontento, y veremos el temor del Señor reemplazando la esclavitud a las opiniones y aceptación de los coetáneos.

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