Continuemos.

Muchos de nuestros voluntarios se sienten culpables porque es­tán demasiado ocupados para invertir tiempo desarrollando rela­ciones con los jóvenes. La culpa auto-impuesta ha sacado a algunos adultos del ministerio. Como es tan difícil tomar tiempo de un día muy ocupado para pasarlo con los jóvenes, necesitamos poner a los jóvenes en nuestras agendas. He aprendido a crear tiempo para rela­cionarme con los jóvenes mientras hago diligencias o trabajos en casa. A medida que se desarrolla una relación, los jóvenes tienen menos necesidad de ser entretenidos y aprecian mejor cualquier tiempo juntos. Aquí hay una manera fácil de recordar este princi­pio valioso de las relaciones: no cree las actividades para incluir a los jóvenes en su vida; en vez de eso, incluya a los jóvenes en las acti­vidades de su vida ya ocupada.

A través de los años, luego de haber empleado mucho tiempo con adolescentes cristianos y no cristianos, he descubierto que hay algunas cosas que todos los jóvenes necesitan de un adulto interesa­do. Ellos necesitan adultos que:

A. Hagan el papel de modelos.

Como líderes adultos, debemos reconocer que durante el tiem­po para relacionarnos con los jóvenes, somos un modelo de la vida cristiana, las representaciones vivas de Cristo. En una manera muy real, decimos a los jóvenes lo que Pablo dijo en 1 Corintios 11:1: «Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.» Los jóvenes observan y escuchan todo lo que decimos y hacemos. Toman nota de cómo manejamos nuestros autos y recuerdan qué comentarios hicimos acerca de la gente, de la vida y de las situaciones.

Antes de que mi esposa y yo tuviéramos niños, mi esposa era una voluntaria increíble. Cuando tuvimos un niño, ella permaneció en el nivel increíble. Con dos niños, pasó a la posición de magnífica. Y ahora que tenemos tres, ella se describe como una voluntaria ocupa­da. Encuentra difícil invertir tiempo con los jóvenes a causa de las de­mandas de nuestros propios hijos. Para permanecer como obrera que se relaciona con los jóvenes, lleva a las chicas adolescentes a hacer las compras. Mientras hacen las compras, las ministra como un modelo cristiano. Mis tres niños aman estas aventuras porque los adolescentes son divertidos. Las chicas lo disfrutan porque pasan tiempo con Cathy. Cathy es bendecida, porque ama a las adolescen­tes y con la ayuda de las chicas puede hacer las compras en la mitad del tiempo. ¡Todos ganan! Hasta este tiempo aparentemente insigni­ficante llega a ser un depósito generoso en la cuenta bancaria del ejemplo. Antes de ir a algún lugar solo, piénselo dos veces y llame a un joven que lo acompañe.

Hace poco, Cathy y yo recibimos una carta de una estudiante que participó en el ministerio y ahora estaba graduándose de la universidad.

Queridos Doug y Cathy: Gracias por todo lo que han hecho por mí a través de los años. No dejo de pensar cuánto han contribuido a mi éxito al darme una amistad que me apoyara durante tanto tiem­po. Ambos me mostraron lo que es tener un matrimonio só­lido, relaciones amorosas con amigos y con otros, y más im­portante aún, cómo vivir una vida que glorifique a Dios. Definitivamente ustedes impactaron la manera de verme a mí misma, cómo veo el mundo y cómo aprecio a Dios. Es difí­cil expresar exactamente lo que quiero decir, pero solo quise hacerles saber cuánto los aprecio.

Espero que haya notado la frase clave de la carta. Ella no dijo: «Ustedes me enseñaron sobre el matrimonio, la vida y el amor a tra­vés de su programa creativo de Escuela Dominical.» Dijo: «Ustedes me mostraron…» Modelamos los caminos de Dios cuando inverti­mos tiempo con los jóvenes.

B. Sean francos.

Una de las marcas verdaderas de un buen obrero de jóvenes es su autenticidad con los jóvenes. Estos obreros no tienen miedo de ser transparentes y mostrar señales de debilidad. Quizá enseñan so­bre la oración y admiten que su vida de oración no es lo que debe ser. Quizá expresen algunos de sus temores y fracasos porque saben que su sinceridad puede ayudar a los jóvenes y darles esperanza cuan­do se quieran rendir.

La mayoría de los jóvenes tienen un concepto falso de que sus lí­deres, si no son perfectos, están muy cerca de serlo. Sé esto porque dicen cosas como: «No sabes por lo que estoy pasando.» Y: «Tú nunca luchaste así.» Se puede motivar a los jóvenes a seguir adelan­te, a pesar de sus errores, cuando tienen líderes que con sinceridad les cuentan de algunas de sus propias luchas. No tiene que exponer todos sus pecados al público, pero sea sincero cuando hable acerca de su vida y el proceso de la fe. Si una disciplina espiritual es difícil para usted, sea sincero en cuanto a eso.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Ministerio de Jóvenes con Propósito”

Por Doug Fields

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