¿De Qué se Trata?: Cada vez son más los líderes juveniles que se están dando cuenta de que el llamado para servir en el ministerio juvenil es para toda la vida. Los siguientes consejos te ayudarán a tener un ministerio juvenil efectivo.

 

1. Evalúa tu ministerio todos los años.

Involucra en la evaluación a los jóvenes, a sus padres, a los líderes de la iglesia y a todos aquellos que colaboran contigo. Evalúen si los programas y actividades realizados están cumpliendo el objetivo propuesto para los jóvenes.

2. Trabaja en equipo con personas dinámicas que compartan y apoyen tu visión para el ministerio juvenil.

3. Busca a un consejero (mentor, coach) y reúnete con él una vez por semana.

Permítele que él se sienta en la libertad de hacerte preguntas profundas sobre tu ministerio y sobre tu comunión con Cristo.

4. Mantente informado de las cosas que están de moda entre los jóvenes de la comunidad con el fin de que puedas comunicarte mejor con tus jóvenes.

5. Recuerda que la familia está antes que la iglesia.

¡Esto es bíblico! La primera institución que creó Dios fue la familia. Sal a solas con tu esposa o esposo, y pasea con toda tu familia regularmente.

6. Mantente en contacto con toda la iglesia, no sólo con los jóvenes.

Saluda a los adultos, niños, y no te olvides de las visitas. Participa también de eventos realizados fuera de la iglesia (partidos, competencias y eventos en tu comunidad).

7. Almuerza con el pastor de tu iglesia periódicamente.

Todos los pastores tienen que comer, y quizá esta sea la única oportunidad de compartir con él tus ideas y proyectos para el ministerio juvenil.

8. Asiste y participa en otros ministerios de tu iglesia.

Escuela dominical, reunión de mujeres, de hombres, etc. Esta es una gran oportunidad para compartir la filosofía de tu ministerio con otros y para que ellos, a su vez, te apoyen.

9. Usa una agenda.

Las actividades de tu familia, iglesia y grupo juvenil pueden volverte loco. Para evitarlo, usa una agenda y léela todos los días.

10. Entrégale tu ministerio a Dios.

Recuerda que la obra es de Dios, y que tú sólo eres el instrumento que él ha elegido para organizar el trabajo entre los jóvenes de tu iglesia. La mejor manera de hacerlo es
orando diariamente por tu ministerio. El salmo 37:4 dice: “Ama al Señor con ternura, y él cumplirá tus deseos más profundos”. Presenta tus peticiones al Señor, y sírvele con amor y pasión.

Por Davis Simmerman

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