¿De Qué Se Trata?: Mostrar que tenemos un Papá fuerte dispuesto a ayudarnos.

Un pequeño niño pasaba la mañana del sábado jugando en su caja de arena. Él tenía consigo sus autos y camiones, su cubeta plástica, y una brillante y roja pala de plástico.
Mientras construía carreteras y túneles en la arena, descubrió una gran piedra, larga, en medio de la caja de arena. El niño cavó alrededor de la piedra, tratando de sacarla de la arena. Con algo de esfuerzo, empujó y movió la piedra dentro de la caja de arena usando sus pies. Aunque el niño llevó la piedra hasta la orilla de la caja de arena, encontró que no podía levantarla y pasarla por arriba de la pequeña pared.
Decidido, el pequeño niño empujó, levantó, y subió la piedra con una palanca, pero cada vez que él pensaba que había logrado algún progreso, la piedra se volcaba y caía de nuevo en la caja de arena. El pequeño niño gruñó, luchó, empujó y levantó, pero su única recompensa fue tener su piedra de regreso, haciendo pedazos sus pequeños dedos. Finalmente el estalló en lágrimas de frustración.
Durante todo ese tiempo, su padre, desde la ventana de la casa, observaba cómo se desarrollaba el drama. En el momento en que las lágrimas empezaron a correr, una larga sombra se posó sobre el niño y la caja de arena. Era el padre del niño. Dulce pero firmemente le dijo, «Hijo, ¿porqué no usaste toda la fuerza que tenías disponible?
Derrotado, el niño susurró: «Pero si lo hice, papi, lo hice. Usé toda la fuerza que tenía».
«No, hijo,» corrigió el padre amablemente. «Tú no usaste toda la fuerza que tenías. Tú no me pediste ayuda.» Con esas palabras él se agachó, levantó la piedra, y la sacó de la caja de arena.

Piénsalo.

¿Tienes «piedras» en tu vida que necesitan ser removidas?

¿Estás descubriendo que no tienes lo que se necesitas para levantarlas?

Dios siempre está disponible para nosotros y está dispuesto a darnos la fuerza que necesitamos para sobrepasar los obstáculos y alcanzar grandes cosas para Él.

«Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.» (Salmo 46:1)

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