Continuemos.

Muchas veces, las afirmacio­nes que comienzan con un «Si…» condicional, son señales de mentalidad de langosta:

  • «Si eres quien dices ser…»
  • «Si yo soy quien tú dices que soy…»
  • «Si sucede lo que tú dijiste que sucedería…»
  • «Si debo creer…»

El Señor sabía que no todos los 32.000 hombres que res­pondieron al llamado de Gedeón tenían mentalidad de vencedores de gigantes. Por eso ayudó a su líder a saber quién debía permanecer para luchar en la batalla que se avecinaba. De los 32.000, Gedeón se quedó con 300. ¡300, de los 32000 que se habían ofrecido co­mo voluntarios! ¿Será que la mentalidad de vencedor de gigantes continúa siendo tan rara en la actualidad como en ese tiempo? Es un hecho que todos podemos pensar co­mo vencedores de gigantes. Nadie está obligado a pensar como una langosta.

Sólo el Señor ve tu potencial a pleno. Él espera que tú respondas: «Muy bien, Señor, te seguiré en esto. Elijo creer sobre mí lo que tú crees con respecto de mí».

Piensa por un momento en todos tus amigos. La ma­yoría de ellos, ¿tienen mentalidad de langostas, o de vencedores de gigantes? ¿Qué crees que ellos opinarían de ti? ¿Por qué?

1. Una Tremenda Victoria Para el Uno por Ciento.

El Señor tenía un extraño plan de batalla para Gedeón. Él y sus trescientos hombres debían tomar cuernos de carne­ros como trompetas, y cántaros vacíos con antorchas ar­diendo dentro de ellos. A la señal, los hombres debían ha­cer sonar las trompetas, romper los cántaros, descubriendo así las antorchas, y gritar.

Gedeón ni siquiera cuestionó si el plan funcionaría. Les dijo a los 300 que habían quedado: «¡Levántense! Jehová ha entregado el campamento madianita en nuestras manos». En ese entonces, Gedeón ya mostraba la confianza propia de un vencedor de gigantes. Creía en Dios y esperaba la victoria. Cuando sonaron las trompetas, los soldados madianitas se desconcertaron al escuchar el ruido de los cánta­ros rompiéndose, al ver las antorchas y al escuchar gritos en las colinas que los rodeaban. Tal fue el pánico que sin­tieron, que comenzaron a matarse entre ellos, y muchos huyeron aterrorizados. Finalmente, fueron arrojados total­mente fuera de esa tierra (Jueces 7).

Cuando comenzamos a creer lo que Dios cree acerca de nosotros, limpiando a fondo nuestra pizarra de todo senti­miento o idea negativa del pasado, Dios nos pone en posi­ción de experimentar una segunda oportunidad, una nue­va chance, un momento que puede ser decisivo. Nos colo­ca en experiencias y eventos que resultan en victoria para nosotros mismos y para todo el pueblo de Dios. Debemos tomar cada oportunidad que él nos brinde.

¿Has tenido una «segunda oportunidad» para cam­biar un fracaso, una decepción, una experiencia ne­gativa, convirtiéndola en una nueva chance? Exprésalo aquí.

2. Aprovecha la Segunda Oportunidad.

Las segundas oportunidades se presentan en nuestro cami­no cuando confiamos en Dios. Algunas veces participamos en su formación. Otras veces nos llegan en forma y tiempo totalmente inesperados. ¡Sea como fuere, aprovéchalas!

El gran ex entrenador de fútbol americano de Notre Da­me, Lou Holtz, conoce las segundas oportunidades y ha es­crito acerca de ellas. Cuando tenía sólo veintiocho años de edad, perdió su empleo, su esposa estaba embarazada, y no tenían dinero. Holtz ha dicho de sí mismo: «Hay tantas personas (y yo era una de ellas) que no hacen nada espe­cial con sus vidas…» Estaba en el punto más bajo de su vi­da, y se sentía desesperado.

Holtz leyó un libro que sugería que los lectores hicieran una lista de todas las metas que deseaban lograr antes de morir. Lo intentó, y escribió ciento siete metas. Cuantas más escribía, más se entusiasmaba. Holtz había tomado contacto con sus sueños, y junto con ellos, con la posibili­dad de tener una segunda oportunidad. Sobre esta expe­riencia, dijo: «Toda mi vida cambió».

Armado con esta nueva actitud, Holtz comenzó a estu­diar la Biblia y las vidas de grandes entrenadores. Y no sólo tuvo una segunda oportunidad, sino que comenzó a dirigir equipo tras equipo en una serie de experiencias decisivas.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

Lee Se Busca un Ejército de Vencedores de Gigantes 3

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