Pasaje bíblico: Génesis 6 y 7.

Idea principal.

Noé es un testigo solitario de Dios ante una generación secularizada y apartada del Señor.

Desarrollo.

Es muy importante para nosotros entender en qué entorno cultural y social tuvo que desenvolverse Noé.

La Biblia hace una descripción horrible del grado de maldad que sus contemporáneos habían llegado a alcanzar. Nos encontramos en el capítulo 6 de Génesis y vemos cómo el pecado había progresado de forma imparable desde la desobediencia de Adán y Eva. El nivel de maldad había llegado a tal extremo y la corrupción del ser humano a tales límites que al Señor, con gran dolor, de corazón le pesó haber creado a la humanidad. La situación reinante durante la época de noé es ampliada en Mateo 24: 38 y 39 1 Pedro 3:18­20. En estos pasajes no aparecen los elementos dramáticos que encontramos en Génesis, antes al contrario, en ambos se pone de manifiesto la «normalidad» con que las personas vivían.

Expresado de otro modo podríamos afirmar que el vivir de espaldas a Dios, sin tenerlo en cuenta, sin respetar sus valores se había convertido en una de las características de aquella sociedad. La maldad se había institucionalizado y convertido en el modo habitual de vivir. No se menciona ningún tipo de idolatría. Simplemente la sociedad había decidido deshacerse de Dios, arrinconarlo y vivir sin él.

En medio de este ambiente cultural y social se menciona a noé como una persona justa y buena y que siempre obedecía a Dios.

Las presiones que noé debió de sufrir debieron ser increíbles. El patriarca iba totalmente a contracorriente. Mantener las prioridades, valores, fe, ética y conducta en una sociedad totalmente secular debía ser un tremendo desafío que noé tuvo que afrontar sin ningún tipo de ambiente o contexto que le proveyera apoyo. Sin duda las presiones debieron de aumentar cuando tuvo que afrontar la realización del gran proyecto encargado por Dios y, que a los ojos de sus contemporáneos, debía aparecer como una auténtica locura.

Génesis nos muestra que contra todo pronóstico noé había decidido mantener y cultivar un estilo de vida que era opuesto y contrario al que practicaban sus contemporáneos. A pesar de vivir en un ambiente hostil desde el punto de vista espiritual, ético y moral, noé supo mantenerse íntegro y no contaminado.

Se dice de Noé lo mismo que de Enoc, que caminaba con Dios. Ya hemos visto el significado de esa expresión. En su historia, tal y como se narra en Génesis, se indica siete veces que Dios habló a Noé. Es evidente que esto es una clara referencia a su buen compañerismo con Dios.

Hebreos 11 nos indica que por fe construyó el arca. Trabajó durante años y años en un proyecto para salvarse de un diluvio del cual no había ni precedentes ni evidencias de que hubiera de acontecer. Invirtió años de su vida, recursos, y tal vez el resto de su reputación construyendo aquella arca.

2 Pedro 2:5 nos indica otro aspecto del carácter de Noé, dice que fue un «pregonero» o «predicador» de justicia. Según la tradición rabínica Noé es considerado como una persona que exhortó a su generación.

No es difícil para nosotros creer que noé sintió la angustia, la frustración, el dolor de ver toda su generación indiferente, incrédula e incluso hostil. Fue un testigo solitario en una sociedad secular y como dice hebreos, «por su fe condenó al mundo».

Aplicación en un mundo postmoderno

La sociedad postmoderna, como la de los tiempos de Noé, edifica su cultura al margen de Dios, sus valores, sus prioridades y su presencia.

Nuestra sociedad tiene una creciente tendencia a actuar sin pensar ni considerar a Dios. Vive inmersa en un proceso de desacralización rechazando a Dios y considerando que no debe estar presente ni en la vida pública ni en la privada.

La sociedad de Noé era similar a la nuestra. No fue considerada una sociedad idólatra, más bien una sociedad sin voluntad, deseo o interés por el conocimiento de Dios. Nuestra sociedad, al igual que aquella, ha decidido ignorar y desobedecer a Dios y, además, no está preocupada de su desobediencia.

Noé nos desafía a mantener nuestras prioridades, valores, estilo de vida y ética bíblica en medio de esta sociedad que, a menudo, defiende y anima totalmente lo contrario. Noé nos desafía a vivir a contracorriente.

Noé nos desafío a ser testigos en medio de esta sociedad. Muchos de nosotros tal vez tendremos que ser como él, testigos solitarios, testigos de la verdad de Dios en medio de un contexto burlón, indiferente o incluso abiertamente hostil. El patriarca nos desafía a anunciar nuestra fe en medio de nuestra generación incluso si no recibimos una respuesta positiva y no vemos ningún fruto. La labor del testigo es dar razón de las evidencias, de la verdad. Es responsabilidad del juez emitir el veredicto.

Preguntas de interacción

1. ¿Cómo responde la gente de tu entorno hacia dios y sus valores?

2. ¿Es difícil mantener un estilo de vida cristiano en el contexto en el que vives? ¿por qué? ¿cuáles son los principales desafíos?

3. ¿Tiene sentido ser testigo en un contexto que carece de interés por Dios? ¿Por qué sí o por qué no?

4. ¿Qué espera Dios de ti en tu entorno?

Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”

Por Félix Ortíz

 

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