Pasaje bíblico: Génesis 29 y 30.

Idea principal

Lea ilustra la idea de encontrar la satisfacción y el contentamiento en Dios.

Desarrollo

La biblia nos dice que Labán tenía dos hijas. De Lea, la mayor, únicamente se nos dice que tenía unos ojos muy dulces. Nada más. Es muy posible que se trate de una forma educada de afirmar que no era bonita. De Raquel, la menor, se nos dice todo lo contrario, se afirma clara y contundentemente que era hermosa de los pies a la cabeza. Parece ser que el escritor de génesis se sintió obligado a decir algo positivo de Lea para que el contraste en lo poco agraciada que debió ser Lea no fuera tan evidente ni agresivo. Génesis indica que Jacob se enamoró de Raquel, quedó totalmente prendado por ella. Y ya se sabe, cuando uno está enamorado el tiempo parece que vuela, de hecho volaba para Jacob ya que la biblia nos dice que: “Jacob trabajó por Raquel durante siete años, aunque a él le pareció muy poco tiempo porque la amaba mucho”. Así es el amor. Sin embargo Labán astutamente engañó a su sobrino y le obligó a quedarse con Lea, la hermana mayor. Jacob se vio obligado a casarse con alguien a quien no quería, con quien nunca pensó casarse y por quien no tenía el más mínimo interés. Aunque legalmente estaba casado con Lea su corazón seguía perteneciendo a Raquel y, finalmente, la consiguió aunque tuvo que trabajar siete años más por ella. Catorce años de tu vida es una buena señal de que realmente amas a una mujer.

¿Cómo debió sentirse Lea? Tuvo que ir a vivir con alguien que, no solamente no la amaba ni deseaba, sino que abiertamente la despreciaba (29:31). Lea se vio envuelta en una trama entre Labán y Jacob, de que ella fue víctima, sobre la que no tuvo ningún control ni posibilidad de opinión pero de la cual estaba sufriendo todas las consecuencias. ¿Cómo debió de sentirse Lea?

Lea decidió poner en marcha una estrategia para ganarse el corazón de su marido y usó una táctica que pensó le otorgaría resultados: tener hijos. Lea debía ser una persona infeliz, obligada a vivir con un hombre que no la quería y la despreciaba. Lea pensó que sólo podría ser feliz, dichosa y realizada si conseguía el amor de su marido. Los nombres de los diferentes hijos que lea dio a Jacob ponen de manifiesto cómo se sentía y cuál era su propósito.

El nombre del primer hijo fue Rubén. Nos dice la Biblia que Lea le puso ese nombre porque pensó: “el Señor me vio triste. Por eso ahora mi esposo me amará”. Pero no fue así. Así que siguiendo con su estrategia le dio un segundo hijo, Simeón. En sus cábalas ella pensó lo siguiente: “el Señor oyó que me despreciaban, y por eso me dio un hijo más”. Pero tampoco se produjo un cambio en la actitud de su esposo hacia ella.

Pero Lea, tal vez no era guapa, sin embargo, era persistente y continuó en sus intentos. Le dio a su marido un tercer hijo, Leví. Le puso ese nombre porque imaginó que: “ahora mi esposo se unirá más a mí, porque ya le he dado tres hijos”.

Desgraciadamente tampoco fue así. De hecho no hay ninguna evidencia en la Biblia de que Jacob nunca llegara a amar a Lea. Más bien, encontramos signos en sentido negativo.

Cuando Jacob regresó para encontrarse con su hermano Esaú, inseguro acerca de su respuesta, dividió su grupo en dos y envío en primer lugar a Lea y sus hijos. Claramente denota por dónde iban sus preferencias.

Pero Lea sí que cambió. El nombre de su cuarto hijo lo pone de manifiesto. Su nombre fue Judá, porque dijo: “esta vez alabaré al Señor”. Las circunstancias de Lea no cambiaron, su esposo continuó sin amarla, sin embargo, ella decidió que su felicidad, su dicha y su contentamiento no iban a depender de ello. Lea decidió que esto lo encontraría en Dios, que él sería quien le proporcionaría el sentido, la satisfacción y la plenitud que su relación matrimonial, sus circunstancias nunca le iban a proporcionar.

Aplicación en un mundo postmoderno

Nuestra sociedad es la sociedad del “tan sólo si”. Vivimos en un mundo en que pensamos que tal y como estamos no podemos ser felices, tener dicha o sentirnos contentos. Creemos que si nuestras circunstancias pudieran ser diferentes, pudieran cambiar un tanto, entonces podríamos encontrar y disfrutar de esa felicidad que parece eludirnos de forma descarada.

Nuestra sociedad nos induce a pensar -y nosotros fácilmente lo aceptamos- que nuestra felicidad sería posible si cambiaran nuestras circunstancias. Y nosotros, llegamos a creérnoslo con una fe casi religiosa.

Lamentablemente esa felicidad tan elusiva depende de un cambio de circunstancias exteriores sobre las cuales, en la inmensa mayoría de las ocasiones, no tenemos el más mínimo control y poca o nula capacidad de incidir. Por lo tanto, hacemos depender nuestra satisfacción en la vida de algo que se escapa de nuestro control. Mientras perseguimos un cambio de esas circunstancias y nos lamentamos por nuestro estado actual, perdemos toda la capacidad de poder vivir, disfrutar y poderle sacar provecho al presente. Hipotecamos nuestro presente por un futuro que está más allá de nuestro alcance.

Eso nos impide encontrar nuestro contentamiento en Dios. La palabra que la biblia traduce por contentamiento es la griega autarquía. Significa autosatisfacción sin depender de las circunstancias. No deja de ser interesante que en la biblia nunca se hable de felicidad sino de contentamiento (1 Timoteo 6.6-8).

Nunca vamos a encontrar nuestra felicidad en las circunstancias. Nunca vamos a vivir circunstancias perfectas de forma permanente. Nuestro contentamiento, dicha y satisfacción únicamente pueden venir de Dios y esto sólo es posible cuando este conocimiento es real, no simplemente teórico o ideológico.

Lea nos desafía a encontrar en Dios la satisfacción. La alabanza, la acción de gracias en medio de las circunstancias, especialmente las adversas, es un signo de nuestra satisfacción en el Señor.

Preguntas de interacción

1. ¿Vives bajo el síndrome de “tan sólo si”? ¿Está tu vida caracterizada por un sentido de profundo contentamiento?

2. ¿Qué debería cambiar para que tu vida fuera feliz?

3. ¿Está ese cambio a tu alcance, bajo tu control?

4. ¿Cómo es posible encontrar contentamiento en Dios en medio de circunstancias adversas? ¿qué debió hacer Lea?

Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”

Por Félix Ortíz

 

 

 

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