Continuemos.

2. Concéntrate en Tus Metas y Planes.

La capacidad de fijar metas es una característica que distin­gue a las personas de otras criaturas de Dios. Una meta es diferente de un sueño. Un sueño es una imagen del mun­do tal como deseamos que sea o como debería ser. Una meta es la figura del mundo tal como estamos dispuestos a trabajar para que llegue a ser.

Para desarrollar un plan es necesario comprometerse. Comprometerse es creer en ti mismo y en el valor de tu es­fuerzo. En muchos aspectos, comprometerse es obedecer el plan. Es que continúes aplicado con dedicación a lo que deseas lograr y hagas todo lo que está en tu capacidad para lograr un resultado positivo.

Josué, un Líder que se Concentraba en Sus Metas.

Lee Josué 1:2-7. ¿Qué le dijo el Señor a Josué?

Josué soñaba con vivir en la Tierra Prometida. Llegó el día en que el Señor le dijo a Josué que dejara de soñar y comenzara a actuar. El sueño estaba a punto de convertirse en una meta. El Señor sabía que, para alcanzarla, Josué de­bía mantener su compromiso y su fe concentrada en la meta. Entonces la meta se convirtió en un plan.

  • Sueño = Lo que deseamos.
  • Meta = Lo que estamos dispuestos a hacer.

Lee Josué 1 y 2. ¿Cuál era la meta de Jo­sué? ¿Qué planes hizo?

Josué ordenó al pueblo que prepararan provisiones. Les dijo quiénes se quedarían al este del Jordán. Envió a dos hombres a espiar la tierra, especialmente Jericó. ¿Qué sucedió en la misión de los espías? ¡Vemos todo lo contrario de una mentalidad de langosta! Los dos espías hablaron como vencedores de gigantes, no como víctimas de una mentalidad de langosta. (Josué 2:24).

Josué guió al pueblo en el cruce del Jordán, y ya en el otro lado, el Señor le reveló la otra parte de su plan para conquistar Jericó. Y durante siete días el pueblo lo llevó a cabo al detalle, concentrado en el plan y comprometido para lograrlo.

Josué estaba viviendo el cumplimiento de su sueño; esta­ba viviendo en la tierra que fluía leche y miel. Pero, natu­ralmente, tenía que trabajar en esa tierra. Tenía que librar batallas y vencer a los enemigos. Pero al estar concentrado en su sueño, y luego en su meta, su plan funcionó.

No permitas que ningún obstáculo te impida perseguir el sueño que Dios ha plantado en tu corazón. No permitas que las acciones de otras personas te impidan hacer lo me­jor que puedas, entregándote al máximo, para llegar a la cima. Mantente concentrado. Haz lo que sabes hacer, lo que has sido llamado para hacer, lo que crees que es co­rrecto hacer. Concéntrate y sigue adelante, no importa lo que hagan los demás.

¿Cuál es tu sueño? ¿Está Dios pidiéndote que hagas de este sueño un objetivo en tu vida?

  • Concéntrate en él.
  • Planifica todo lo que puedas.
  • Sigue el desarrollo de cerca.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

Lee El Cuarto Estudio de la Quinta Semana

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