Pasaje bíblico: Lucas 9:28-43.

Idea principal

La experiencia espiritual de la montaña ha de prepararnos para ministrar las necesidades humanas en el valle.

Desarrollo

Las montañas están llenas de significado en las escrituras. La montaña acostumbra a ser el lugar de revelación del Señor. Es el sitio donde él se encuentra y se manifiesta a su gente. La montaña es un lugar de grandes experiencias espirituales.

En este pasaje la montaña tiene, además de las connotaciones antes indicadas, otras muy especiales. En la experiencia de la transfiguración los apóstoles que tuvieron la bendición de participar pudieron experimentar un anticipo del Reino de Dios. Así mismo pudieron vivir una auténtica epifanía, es decir, manifestación de la presencia de Dios.

Además, la transfiguración representó para ellos una oportunidad espiritual sin parangón, una experiencia espiritual de primer orden. No es de extrañar, como veremos posteriormente que quisieran perpetuarla tanto como fuera posible. La respuesta de Juan, Santiago y Pedro ante tal situación fue prolongar aquella situación tan extraordinaria tanto como pudieran. No todos los días se puede vivir aquello que estaban viviendo, por tanto, querían retener aquel momento y continuar gozando de la presencia y la manifestación gloriosa de la divinidad. Pedro, impulsivo como siempre se ofrece para construir tres pequeñas cabañas con ramas para poder continuar allí.

Pero la experiencia de la transfiguración, no sólo nos revela a un Cristo glorioso, nos revela también a un Cristo sufriente. La presencia de Moisés y Elías sirve para poner de manifiesto que Jesús debe ir hasta Jerusalén y cumplir su cometido. Los pasajes anterior y posterior al que nos ocupa nos muestran al Maestro anunciando la necesidad de su muerte.

La experiencia del monte de la transfiguración nos muestra la tensión que siempre la iglesia ha de vivir entre el gozo de la contemplación del Señor y su gloria junto con el compañerismo cristiano, y la realidad de la misión y las necesidades de un mundo perdido.

Y precisamente, fue esto último lo que se encontraron Jesús y especialmente sus discípulos cuando llegaron al llano al día siguiente. Tuvieron que afrontar la dura realidad de un mundo que sufre, que está en dolor y en necesidad y cuyas necesidades y carencias son urgentes y demandan atención inmediata.

En el pasaje esto aparece ilustrado por el episodio de aquel padre que presenta a su hijo poseído por un demonio que estaba acabando con él. Aquel padre desesperado ante la situación que vive y la incapacidad de los discípulos para poder solucionar su problema acuciante.

Así como la montaña representaba la presencia de Dios, su manifestación y la comunión del creyente con el Señor y otros creyentes. El llano representa la humanidad dolorida, necesitada, perdida y carente de esperanza. La montaña es el lugar de adoración y revelación, el llano es el lugar de servicio y misión. Ambas son inseparables y ambas van juntas.

Aplicación en un mundo postmoderno

Es algo conocido para nosotros que el mundo postmoderno es más abierto a las realidades de tipo espiritual. Sin embargo, su espiritualidad acostumbra a ser egocéntrica. Su espiritualidad está orientada a vivir y experimentar situaciones y experiencias que gratifiquen, que satisfagan la necesidad de una dimensión trascendente de la vida, sin que necesariamente impliquen o exijan un compromiso ético y moral. Es, en definitiva, una espiritualidad que ofrece pero no exige.

Este tipo de espiritualidad, en tanto que es egocéntrica, está centrada en el individuo y sus necesidades, no necesariamente en dios y en el servicio al prójimo y en un compromiso con éste y sus necesidades.

Se trataría, haciendo referencia al pasaje bíblico, de una espiritualidad que quiere permanecer en la montaña y desea perpetuar y retener esa experiencia para no tener que bajar al valle, ya que allí hay una humanidad que clama, exige y está en necesidad.

Santiago, Juan y Pedro nos desafían a vivir una espiritualidad integral que vive, anhela y busca la experiencia de la montaña pero que no olvida su compromiso y su misión en el valle. Una espiritualidad que ve montaña y valle como partes de la misma realidad, inseparables e indivisibles. Que busca a Dios en la montaña para poder ministrar en el llano.

Preguntas de interacción

  1. ¿Qué caracteriza tu experiencia espiritual, el llano o la montaña?
  2. ¿Por qué no podemos quedarnos en la montaña gozando de la presencia de Dios y el compañerismo cristiano?
  3. ¿Qué impide que vivas una espiritualidad integral de montaña y llano? ¿Qué pasos prácticos puedes y debes dar?

 

Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”

Por Félix Ortíz

2 COMENTARIOS

  1. Muchas bendiciones para su vida que él Dios todo poderoso le de mas sabiduría. Y por fa envíeme el ebook. Evangelios por fa.

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