Continuemos.

¿Qué Opina Dios de Mí? ¿Qué Piensa Él de Mí?

Descubrimos nuestra verdadera identidad conociendo lo que Dios dice de nosotros. Él no miente. Su Palabra es verdadera y no cambia. Aunque hay muchas cosas que aún deben ser cambiadas y corregidas en nosotros, aunque Él conoce nuestras metidas de pata y nuestras imperfecciones, NUNCA nos desvaloriza, no nos trata como menos.

Su opinión sobre nosotros sigue siendo excelente, porque estamos EN CRISTO.

Para saber quién soy debo saber quién es mi padre. Por ejemplo: Nació Julián. Es un bebito de meses, pero ¿quién es Julián?, ¿quién lo conoce?, ¿de quién es hijo? Hay millones de Julián. Entonces, alguien nos dice: “Es Julián González, hijo de don González, el almacenero”. ¡Aaah! decimos nosotros. Ahora sabemos quién es Julián porque conocemos a su padre.

Cada uno de nosotros necesita saber quién es. La Biblia nos enseña que somos descendientes de Adán y Eva, creados por Dios. Pero ellos pecaron, mis padres pecaron y yo nací pecador (Génesis 3, Romanos 5:12).

Recibí de mis padres, no sólo el apellido y las características físicas, sino también su vieja naturaleza pecadora: Orgullo, rebeldía, egoísmos, maldad, impurezas, rencores, etc.

En Adán mi identidad es: Soy un pecador. Soy incapaz. Soy malo. Soy rebelde y desobediente. Pero llegó el día en que tuve un encuentro con Jesucristo, me arrepentí de mis pecados y le recibí en mi vida. Desde ese momento, mi naturaleza pecadora, incapaz, inferior, rebelde fue crucificada con Cristo y sepultada con Él (Romanos 6:3-6).

Cuando Jesús murió en la cruz, me incluyó a mí. Yo morí con Él. Su muerte fue mi muerte, su sepultura fue mi sepultura. Todo lo pecador y viejo en mí fue muerto en la cruz, junto con Cristo. Pero él resucitó y yo resucité con él en el poder de su resurrección. Tengo ahora una nueva vida: la vida de Jesús en mí. Es como haber nacido otra vez. Recibí de Dios una nueva naturaleza (la vida de Jesús) y una nueva identidad.

Por lo tanto en Cristo soy ALGUIEN nuevo. Tengo la misma cara, el mismo cuerpo, pero interiormente ya no soy el mismo. Cristo me hizo ALGUIEN nuevo desde el mismo día en que le recibí. (2º Corintios 5:17).

¿Quién es mi papá ahora? (1º Juan 3:1-2). ¿Cuál es mi nueva identidad? (Juan 1:12).

Dios me ADOPTO como su hijo y me dio una nueva identidad: la suya. ¡Él es mi PAPA ahora! Tengo un Padre amoroso, paciente, tierno, justo, bondadoso y santo que quiere formar en mí su misma naturaleza. Él me ha recibido como su hijo. Hay una nueva relación entre Dios y yo. Por lo tanto mi ser interior se comienza a construir.

Saber que el creador de todo lo conocido y lo desconocido, del universo entero, es mi PAPA, me da seguridad y confianza.

“¿Cómo que no sirvo para nada?” “¿Qué no soy importante?” “¿Qué nadie me quiere?” “¿Qué soy un desastre?” ¡Mentiras!

Soy un hijo de Dios. Soy una creación suya. Y esto es lo más grande que puedo pasarme en la vida. Creo y declaro esta VERDAD.

Extracto del libro “Verdades Que Sanan”

Por Edgardo Tosoni

COMPRA Verdades Que Sanan Edición Revisada y Ampliada, haciendo CLICK AQUÍ.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí