Pasaje bíblico: 1 Crónicas 21:1-8.

Idea principal

David nos ilustra el peligro de confiar en nuestras propias habilidades, capacidades y recursos y no hacerlo en el señor.

Desarrollo

Es importante que entendamos el contexto del pasaje que acabamos de leer. David ya había consolidado su reino. Hacía ya años que habían pasado aquellos duros tiempos en que había tenido, primero que vivir huyendo como un proscrito delante de Saúl para poder salvar su vida y, posteriormente, haber de marchar al exilio y vivir y luchar al servicio de los filisteos, los enemigos de Israel.

El señor le había dado el trono de Israel. Ahora ya era reconocido como monarca, no únicamente por las tribus de Judá y Benjamín, sino por también por el resto de las tribus. Además, el Señor le había prometido una dinastía que le sucedería al frente de los destinos de Israel.

Sus fronteras se habían ampliado con nuevas conquistas y había establecido alianzas estratégicas con los pueblos vecinos. Además, el señor le había dado la victoria sobre los filisteos, los enemigos seculares de Israel, que tanto daño habían causado a la nación en el pasado. Tras las victorias de David nunca más volverían a ser un peligro para el país.

Finalmente, David había conquistado Jerusalén, la ciudad que convertiría en su capital y a la cual había ordenado trasladar el arca de la alianza, con todo el significado simbólico que ello representaba.

Es precisamente en este contexto en el que el reino gozaba de una paz, prosperidad y estabilidad dada por Dios a David, que éste toma la decisión de censar al pueblo. Aparentemente censar al pueblo parece algo inocente y sin demasiadas implicaciones. De hecho, hoy en día todos los gobiernos de los países mínimamente civilizados lo hacen de forma sistemática y nadie parece encontrar ninguna objeción moral a ello. En la antigüedad, los censos se llevaban a cabo por dos razones primordiales. Una era la fiscalidad, es decir, saber cuánta gente debía de pagar tributos. La siguiente era una razón militar, determinar el número de personas en edad militar y, por tanto, saber la potencia guerrera del país.

Visto el contexto y el valor de censo es hora de hablar de las implicaciones que éste tenía. Al querer saber cuánta gente en edad militar tenía a su disposición y cuál era la potencia militar de su ejército, David estaba deslizándose desde la confianza en el Señor y su intervención sobrenatural hacia el poder y la seguridad que le otorgaban sus recursos económicos y militares.

El peligro del censo consistía en que David estaba perdiendo la perspectiva, estaba olvidando cómo el Señor había intervenido de forma sobrenatural y constante preservando su vida, dándole victoria sobre sus enemigos y una prosperidad hasta entonces desconocida en el país. Cuándo olvidamos la intervención de Dios en el pasado tenemos la tendencia a confiar en nosotros mismos de cara al futuro. David había olvidado el papel que el Señor había jugado y debía seguir jugando en su vida. Las consecuencias fueron desastrosas. Sin embargo, la disciplina de Dios no tenía como objeto vengarse de David y hacerle pasar a él y al resto de la nación un mal trago. Antes bien, el propósito era recordar al pueblo que su fortaleza y poderío venía de su confianza en el Señor y no en la potencia militar.

No hay duda que debieron ser estas circunstancias las que llevaron al autor del salmo 33 a escribir en los versículos 16 y 17…. Y al autor del salmo 44 a escribir en los versículos 6 y 7…..

Aplicación en un mundo postmoderno

El poder es uno de los valores de nuestra sociedad. El poder significa la capacidad de control y decisión, sobre nuestras vidas, nuestro entorno, nuestras organizaciones, nuestras naciones. Ya vimos en otro estudio anterior cuán importante es para la sociedad postmoderna la necesidad de tener control.

(CONTINÚA… DALE CLICK ABAJO EN PÁGINAS…)

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