Abraham no vio la realidad «objetiva» que le proporcionaba su razón, las circunstancias y sus proyecciones mentales. Contrariamente creyó la realidad de Dios, basada, certificada y garantizada por sus promesas y palabra dada.

El libro de génesis nos dice que abraham creyó la palabra dada por Dios y, por tanto, Dios lo consideró su amigo.

Aplicación en un mundo postmoderno

No todo es negativo en los tiempos que nos han tocado vivir. Una de las cosas que la postmodernidad defiende es que la realidad objetiva, aquella que viene definida por nuestros sentidos, no es la única realidad existente. Hay otras realidades que se perciben de otras formas. No podemos ni debemos confiarnos con total certeza a nuestros sentidos o nuestra razón, pueden engañarnos. En esto, la postmodernidad se acerca más al concepto bíblico de realidad.

Abraham nos enseña que hay otras realidades que no pueden ser percibidas por nuestra razón, que no dependen de las circunstancias ni tampoco pueden estar condicionadas en su existencia por nuestra capacidad de imaginarlas en el futuro.

Hay otra realidad, la realidad de Dios, y ésta se percibe únicamente por medio de la fe. Precisamente hebreos 11:1 es traducido de la siguiente manera por la versión interconfesional: «por la fe vivimos convencidos de que existen los bienes que esperamos y estamos ciertos de las realidades que no vemos».

La realidad de Dios se percibe por la fe y la seguridad no proviene de la experiencia sensorial, proviene del conocimiento de Dios y sus promesas.

Abraham nos desafía a vivir un estilo de vida caracterizado por la comprensión y aceptación por medio de la fe de esta realidad.

Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”

Por Félix Ortíz

 

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